LA GORDA Y YO: 9 años rodando juntas

Un día de Diciembre de 2006 llegó a mis manos una ambulancia, viejita y hermosa. La compramos con mi amiga Lu y sería el vehículo de nuestro viaje de un año por Latinoamérica. Qué pasaría después de aquel viaje no lo sabíamos en aquel entonces. Hoy, nueve años después, sigue siendo mi fiel compañera.

En estos días pensaba cuantos cambios han habido en estos nueve años. Y me di cuenta que crecí mucho en todo este tiempo, acompañada por mi kombi.

Cuando la compramos recién cumplía los 22 años. Era una chica con rastas largas hasta la cola, estudiaba ingeniería civil sin muchas ganas; nunca me había enamorado, era mal hablada, inquieta y curiosa; no tenía mucho miedo, era un poco inconsciente.

Nueve años después, soy una mujer de 31 años, con el pelo rubio largo hasta la cola, recibida de ingeniera civil y encontré mi vocación relacionada a una profesión que no me entusiasmaba demasiado. En todos estos años conocí el amor, ya no hablo tan mal, y sigo siendo muy curiosa. Soy un poco más precavida y consciente que a los 22. Y aprendí demasiado.

La Gorda, también vivió sus cambios. Primero era una ambulancia, pintada como tal. Luego floreció y se llenó de colores que llamaban la atención de todo aquel que la viera pasar. Más tardé la chapa sufrió el avatar de los años y los kilómetros y le hicimos un rejuvenecimiento que nos obligó a quitarle su bella pintura para volverse blanca durante casi un año. Pero luego floreció con más fuerza que nunca y volvió a tener el mismo espíritu de siempre, pero modernizado, con sus puertas de colores simulando tela de aguayo boliviano, y un agregado muy especial: ojos. Sí la kombi hace unos años tiene unos ojitos hermosos que me generan amor cada vez los veo (no estoy loca eh… es que la quiero).

Hace unos mes la robaron de la puerta de mi casa. Fue horrible imaginar que nunca más la vería, porque más allá de ser mi vehículo representa un viaje que marcó un antes y un después en mi vida. Entre esas cuatro paredes de chapa, viví muchas cosas… demasiadas.

Lloré mucho durante tres horas… lloraba como una nena, no tenía consuelo. Pero gracias a la solidaridad de la gente en las redes sociales, una chica llamada Lucía vio mi kombi estacionada en frente de su casa, me avisó y la pude recuperar. Eso fue lo que me hizo pensar y reflexionar en todas las cosas lindas que viví en estos nueve años con mi kombi.

Hice un video para decirles GRACIAS, porque recuperé mi kombi por la solidaridad de la gente que compartió la foto en las redes sociales. Si la compartiste, ayudaste de algún modo o simplemente te alegró que la haya recuperado: ¡GRACIAS!