Voy a ser sincera. Siempre quise sentir un temblor. Me daba curiosidad, quería saber como se sentía, pero jamás me imaginé estar en una situación como la que estuve.
Ya habrán visto lo que pasó muy cerquita de donde estamos. Nosotros estamos bien por suerte, un poco asustados y muy apenados por toda la gente que se murió, los heridos y la gente que perdió todo.
En el momento estábamos en la casa rodante de los viajeros con los que compartimos vereda. Estábamos con John (administrador del club VW) y con Yanti, la dueña de casa. De repente sentimos unos sacudones, creíamos que había alguien moviendo el micro, para hacer una broma, pero John nos dijo: «no, esto es un terremoto». Entonces sentimos el temblor mas fuerte, nos bajamos del micro y corrimos hacia un lugar sin arboles ni postes, con los demás vecinos. Ahí nos reíamos, incluso disfrutamos de la experiencia, pero porque no sabíamos la magnitud que tenía, y nos dio mucha adrenalina. Dicen que en la calle casi no se sienten los temblores, pero esta vez sentíamos una sacudida impresionante, como que la calle se movía hacia un lado y otro, y las casas hablaban: taca taca taca clack!!!
Cuando terminó me quedaron temblando las patitas, pero estábamos como excitados. La gente se encontraba en la calle y se abrazaba, todos estaban desesperados por comunicarse con sus familiares y las comunicaciones telefónicas colapsaron. Nosotros lo único que sabíamos era lo que estábamos viviendo porque no teníamos televisor a mano. Pensábamos que eso había sido todo.
Enseguida fuimos a internet, y nuestras familias estaban re preocupadas, vimos que el epicentro fue en Ica donde nosotros estuvimos antes de venir a Lima, muy cerquita de acá. Vimos que había sido en el mar, y que había riesgos de Tsunami. Nosotros estábamos a 6 cuadras del mar. Ahí sí que nos asustamos. Ya era de noche, y no sabíamos qué hacer. Nuestras familias estaban desesperadas, pero acá no estaban tan asustados, porque hay un acantilado de 50 metros al lado del mar. Así que decidimos quedarnos acá, estando alertas, pero quedarnos. Era preferible antes que salir de noche de Lima, que es peligroso sin conocer los caminos y los lugares que son peligrosos. Entonces jugamos un truco, y nos dormimos.
Hoy a primera hora compramos el diario, y nos apenamos demasiado al leer que habían 71 muertos, y luego en internet se nos puso la piel de gallina al leer que hasta ahora hay 350. Lo lamentamos mucho. Nos invade una gran tristeza.
Por suerte el pueblo peruano es muy solidario y todo el país se está movilizando para ayudar en las zonas más afectadas.