Arequipa es una ciudad hermosísima. Es bastante grande pero eso no hace que deje de gustarme. Me acobijó 4 veces y estuve bastante tiempo allí. Hasta ya tengo mi familia Arequipeña que siempre me recibe y a quienes quiero mucho. Le dicen la ciudad blanca por el volcán Misti con sus nieves eternas.
Es una ciudad turística porque tiene muchos atractivos. Es imposible escribir sobre Arequipa obviando alguna de mis experiencias allí, por lo tanto voy a hablarles sobre todas ellas.
Mi primera vez en Arequipa por 2:
Fue cuando viajé de mochilera en el 2005 por Perú y Bolivia. Al comienzo del viaje estuve algunos días, y al finalizar volvimos un día más porque de allí teníamos el pasaje de regreso.
De todos los lugares que recorrí en ese viaje, Arequipa me dejó una sensación extra. Me pasó algo que en los demás lugares no me había pasado. La viví.
Los primeros días paseamos un montón. Conocimos los lugares turísticos que son realmente hermosos:
Pero cuando regresamos al final de este viaje, nos quedó «tiempo de sobra» en la ciudad. Así que decidimos «hacer plaza». Nos quedamos toda una tarde sentados en la plaza. Y descubrimos un mundo nuevo, el mundo de la plaza de armas. Es alucinante sentarse allí a observar. Toda la comida que venden. Los lustra botas. La gente que conversa, se comunica, comparte. Y al estar allí un buen rato, es como si pasáramos a formar parte de ese mundo nosotros también.
También me pasó que en un momento salí sin mi compañero de viaje, y me fui a la escalera de la Catedral a escribir en mi diario de viaje. Y viví dos situaciones que me sorprendieron y me hicieron amar más ese lugar. Se me acercó un chico a charlar, y terminó dibujandome a mí como caricatura de comic japones. Parecía Saylor Moon. Pero disfruté mucho conversar con él. Más tarde se me acercó una chica que luego de conversar me llevó a probar una torta de Lúcuma. Riquísima.
¿Después de todas estas lindas experiencias cómo no quedarse enamorado?
Mi segunda vez en Arequipa: Calor de familia
Fue durante mi viaje en kombi del 2007. Esta vez me quedé 8 días.
Resulta que una chica llamada Vane, se acercó a preguntar quién era el dueño de la camio. Así comenzó una conversación que llevó a que nos acogiera en su casa junto a su padre Julio. Y su padre fue un padre para nosotros y ella una hermana, junto con Julio y Karin (sus hermanos). Estuvimos viviendo en su casa como 5 días. Fueron unos días increíbles porque nos hicieron sentir en familia. ¡La pasamos muy muy bien con ellos!
Jamas me voy a olvidar el desayuno con el que nos esperaban todas las mañanas. Pan crocante por fuera y tiernito por dentro, mantequilla, jamonada, mermelada. Y los más rico, el té en hebras, que me gustó tanto que siempre que voy a Arequipa Julio me regala un paquete.
Esta vez no recorrimos los lugares turísticos. Vimos películas, hablamos de literatura, de cine. Y aprendimos muchísimo de la historia de Perú ya que Julio es un libro abierto. Él estuvo dos años viviendo en la selva, en el medio de la nada y nos contaba muchas historias divertidas e interesantes.
Ellos vivían a media hora del centro. Así que siempre nos tomábamos una kombi hasta el centro para vender artesanías. Y nuevamente tuve una experiencia hermosa en esa ciudad mágica. Nos hicimos amigos de un artesano, Arequipeño, que me enseñó engarzar piedras con hilo para tejer collares. Y como no teníamos piedras aún, nos ofreció que vayamos con él a comprar al señor que las juntaba de la montaña y las pulía. Nos explicó que queda a las afueras de la ciudad, en un asentamiento ilegal. Así que tuvimos la oportunidad de conocer el Cono Norte. Un lugar con mucha historia de resistencia. Un lugar intersantísimo, donde la gente aprendió poco a poco a defender sus derechos. Ni hablar de lo adorable que era el señor de las piedras, que nos vendió a excelente precio y además nos ragaló piedras en bruto. Pudimos ver todo el proceso de pulido.
Les cuento una curiosidad: Arequipa quiere decir «aquí me quedo». Cuando nos quisimos ir, no pudimos, porque hubo un paro de transportes, y no nos dejaron pasar. LLegamos a la ruta en la salida de la ciudad, y nos dio miedo. Se estaba poniendo feo, tiraban piedras y quemaban gomas. Cerraron todos los accesos a la ciudad. Así que hicimos honor al nombre, y nos quedamos unos días más en Arequipa.
Mi tercera vez en Arequipa: Con historia de amor
En el viaje del 2007 conocí a un Ecuatoriano, quien es mi compañero hoy en día. Pero en esta relación internacional no todo fue color de rosas. Sin planearlo, y menos aún quererlo, estuvimos separados casi un año.
En enero del 2009, cuando se suponía que él finalmente vendría, decidí no quedarme esperando de brazos cruzados y me atravesé casi medio América Del Sur para ir a verlo. Creo que la «Julieta esperando en el balcón» ya pasó de moda.
Casualmente, se dio que una chica que había visto una sola vez en mi vida en Cusco, también se iba a buscar a su amor, un amor arequipeño. Y así fue como las dos «locas de amor» tomaron un bus tras otro, juntas hasta llegar a Arequipa.
Y no saben lo hermoso que es llegar a un lugar, tan lejos de casa, luego de tanto viaje y saber que alguien te espera con las puertas de su casa y sus brazos abiertos. No existen palabras para explicarlo. Y eso fue lo que sucedió con Julio, a quien considero mi familia arequipeña. Me quedé en Arequipa a la ida, y al regreso cuando volvimos juntos a Argentina.
Es que Arequipa me gusta tanto… tanto… que ya me siento parte del lugar.
Esa fue la última vez que estuve allí. Ya pasaron 6 años desde entonces. ¿Que es lo que más extraño? A la familia Del Carpio. Eso indica que los lugares los hace su gente. De la segunda vez que fui, solo tengo fotos de ellos.
5 comentarios
Hermosas fotitos, muy lindo tu relato, Me la debo a Arequipa todavía!! pero ya llegará el momento de conocerla.
Abrazo,
Lore
Gracias Lore! Sí, no podés perderte esa ciudad!
Hola taty, viajera del mundo, mirá que después de no se cuanto tiempo recién hoy veo tu semblanza de Arequipa, por cierto muy bella, sabes muy bien que en este rinconcito de la tierra siempre habra un lugar para ti, cerca al corazón, por siempre en la memoria
Julio que hermosas palabras!!! te quiero mucho y espero verte pronto, por allí o por aquí que siempre tendrás tu hogar en Buenos Aires! 🙂
Julio que hermosas palabras!!! te quiero mucho y espero verte pronto, por allí o por aquí que siempre tendrás tu hogar en Buenos Aires! 🙂