Luego de la aventura de Laguna Blanca, nos fuimos directo a un complejo de Ecoturismo al que nos habían invitado. Quedamos con la gente del lugar que nos encontraríamos en una salida de la ruta que era de ripio para que ellos nos guiaran hacia el complejo. Después de un día duro de ruta, y de estar esperando en el medio del oscuro camino con un poco de miedo (sugestionadas por las cosas que nos habían dicho de esa zona de Paraguay), ver frenar una camioneta con dos mujeres de grandes sonrisas, fue todo un alivio. Eran Ruth y su madre a quienes seguimos 10 kilómetros hasta llegar al lugar.
En cuanto pusimos un pie abajo del auto, sentimos una cálida bienvenida, de esas que uno siente cuando llega a casa después de un tiempo. Ruth, su madre y Blas en seguida nos mostraron el lugar mientras nos preparaban una rica comida.
Mientras comíamos escuchábamos ruido de agua cayendo, y así fue como descubrimos en medio de la noche la primer cascada que había en Chacurrú, el Salto San Juan.
Por la mañana siguiente, el día comenzó con toda la energía. Un desayuno espectacular y a comenzar el recorrido de ecoaventura. Luego de una explicación de cómo usar el equipamiento, estábamos listas para el Canopy Tour, que consiste en un paseo por los árboles del lugar, mediante puentes colgantes conceptuales, tirolesas, escalerillas y demás instalaciones que hacen que uno se sienta parte de la naturaleza.
Y eso hicimos. Arrancamos por el «puente mono», que ya lo habíamos hecho en Saltos del Monday pero sin equipamiento de seguridad, por lo tanto en este caso fue mucho más placentero y pudimos disfrutar del hermoso paisaje.
A continuación cruzamos por el «puente zigzag», el «puente rodaja», el «puente nepalí», el «puente tabla» y el «puente tibetano». Les juro que parece muy fácil cuando uno los ve, pero cruzarlos tiene su complejidad. De todos modos lo logramos.
Luego llegamos a un mirador donde se podía observar todo el complejo. Y al fin llegó lo más esperado: la tirolesa. Aunque no lo crean nunca había hecho tirolesa y fue espectacular. Cruzamos 150 metros, a 40 metros de altura y a una velocidad increíble. Adrenalina pura. Lo gracioso fue que tuvimos que saltar de espaldas y a mitad de camino Guada empezó a patalear como loca gritando para darse vuelta y llegar de frente. A mi me agarró un terrible ataque de risa.
Para continuar tuvimos que saltar un arroyito que estaba crecido por las lluvias de los días anteriores. Guada me mandó a saltar a mi primero, pero cuando le tocó a ella no quería saltar. Finalmente saltó y se cayó al agua. Por suerte la filmé y aquí les comparto el gran blooper de Guada.
Debimos descansar un poco del dolor de panza que nos provocaron las risas, para animarnos a bajar 30 metros haciendo rapell. Fue espectacular, ya que mientras bajábamos veíamos al costado la cascada Salto de San Juan. Todo el paseo fue hermoso y disfrutamos muchísimo de la naturaleza del lugar.
Al mediodía, para reponer energías pasamos un buen rato charlando con los chicos, tomando tereré y probando el mejor chipa guazú de Paraguay preparado por Romi, otro miembro de la familia de Chacurrú. Luego almorzamos todos juntos conversando sobre la historia de Paraguay entre otras cosas.
Y ya estábamos listas para seguir paseando. Fuimos por un sendero a conocer el Salto Vencejo. Quiero aclarar que en esos días el agua estaba colorada por las lluvias, pero suele ser transparente. Yo moría por bañarme en el agua roja, así que fuimos a caminar por un último sendero que nos llevaría a unas grutas, para volver acalorada y bañarme en las aguas coloradas. Se había convertido en mi obsesión del día.
Las grutas me sorprendieron por las formaciones rocosas que pudimos observar. Y hay una historia en Chacurrú que nos mantuvo atrapadas e intrigadas. Hay un señor que le dicen «el ermitaño» y que vive dentro del terreno del complejo en una de las grutas o cuevas. Él vive allí hace muchos años y la familia lo respeta y lo ayuda. Vive allí por decisión propia y a veces va a la ciudad a re abastecerse. Él ve y oye a los turistas a su paso, pero nunca se deja ver por la gente. Únicamente deja que lo visite la familia del lugar. Entonces nosotras imaginábamos cómo sería vivir allí en esas cuevas. Dónde dormiríamos, dónde comeríamos y demas cuestiones. Finalmente convencimos a Ruth y a Blas para que nos muestren las fotos del enigmático ermitaño y así calmaron nuestra curiosidad.
Ese fantástico día terminó entre risas y charlas con la familia de Chacurrú. Que siguieron cocinando deliciosa comida paraguaya y mimándonos. Es difícil encontrar lugares así cuando uno viaja.
Acá les comparto un video con el resumen de todo lo que hicimos en Chacurrú, paisajes, cascadas, risas, comida y buena compañía:
INFO ÚTIL:
Contacto:
Tel: (0983) 776 060
Sitio web: www.chacurru.com.py
Mail: chacurru@chacurru.com.py y también están en Facebook
Ubicación:
Dirección: Pedro Juan Caballero, Acceso sobre Ruta 5ta. Km Z, Fortuna Guasu
A 15 km. del centro de la ciudad de Pedro Juan Caballero en el departamento de Amambay. En vehículo propio, luego de pasar el cartel de “Bienvenidos a Pedro Juan Caballero”, a mano derecha aparece un desvío hacia Colonia Fortuna, como referencia hay un motel enorme con una estatua romana. Luego hay que seguir el camino guiándose por los carteles de Chacurrú.
Carreteras:
Las carreteras para llegar al hotel son pavimentadas y muy buenas. Nosotras para llegar tomamos la ruta 3 y parte de la 5 y para irnos tomamos gran parte de las 5. Además de ser pavimentadas la ruta 5 tienen unas vistas impresionantes. Hay unos cerros muy raros porque son aislados y grandes. Vale la pena hacer ese camino con tiempo y disfrutarlo. Los 10km de camino sin pavimentar no son excelentes pero se pueden transitar sin ningun problema.
Este viaje lo hice con Guada de hastaprontocatalina.com y podés leer su versión de este lugar en: Chacurrú Ecoturismo – Aventura en un paraíso paraguayo
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[…] Podés leer sobre la experiencia desde los ojos de Tati en: Ecoaventura en Chacurrú. […]