Recuerdo el día que llegué a Cartagena en mi kombi con solo 5 dolares en el bolsillo. Era el último destino de mi viaje de un año. Recuerdo haber ingresado en los suburbios de una ciudad que creía turística y sofisticada, pero yo sentí miedo cuando quedé atascada en el tránsito y venían a pedirme dinero de forma amenazadora.
Recuerdo haber encontrado un lugar tranquilo fuera de las murallas para poder dormir segura, mojándome la cabeza y abriendo las ventanas para que entrara algo de viento y refrescarme un poco.
Recuerdo el día que crucé la muralla para entrar en la Cartagena linda y sofisticada de los folletos turísticos, ¡y sí que lo era!. Recuerdo esas callecitas con casas coloniales de colores, los faroles con su luz cálida que adornaban la ciudad, los restaurantes privativos para mi presupuesto pero que me daban muchas ganas de entrar.
Recuerdo sentarme en la plaza a contemplar el ritmo de esa ciudad caribeña. Ir a las obras en construcción para almorzar las cajitas de comida que les vendían a los obreros y que un señor me grite «¡Eso es conocer Cartagena!»… y reírnos todos juntos a carcajadas.
Recuerdo escuchar historias de piratas hasta el cansancio, y claro, la muralla era protegerse de los ataques.
Recuerdo haber ido a la playa y ver mujeres con canastas de frutas en la cabeza, ¡que lindas eran!. Vendían ensaladas de frutas muy variadas con lecherita (leche condensada). Una delicia. Pero también recuerdo ver mujeres jóvenes del brazo de hombres extranjeros de mayor edad. Supongo que son los efectos colaterales de las ciudades tan turísticas.
Recuerdo que vendimos postales en la calle para juntar algo de plata, y como era mi cumpleaños número 23, nos regalamos una excursión a las Islas Del Rosario. Ahí sí que las playas eran la típica postal soñada.
También recuerdo, que me encariñé muchísimo con Cartagena, la acepté con sus cosas buenas y sus cosas malas, por dentro y fuera de la muralla, y volvería… sin duda alguna.
Siempre quedará en mis recuerdos como el punto más al Norte que llegué con mi kombi, el punto del mapa donde pegué la vuelta con rumbo al Sur. El lugar que cuando me preguntan «¿hasta donde llegaste manejando?» yo respondo «hasta Cartagena, ida y vuelta».
Cartagena De Indias queda al norte de Colombia, en las costas del Mar Caribe. Es una ciudad interesantísima. Caminar por sus calles es como teletransportarse a la época colonial, o meterse en un libro de Gabriel García Marquez. El centro histórico está rodeado por una muralla con miradores y cañones apuntando al mar. Esta muralla se conserva desde la época colonial hasta hoy en día.
En el centro, al interior de la muralla, todo se conserva restaurado, y se encuentran hoteles y restaurantes de muy alto nivel. Pero Cartagena es un destino donde convive el turismo de lujo con los artesanos y mochileros, que también tienen su espacio en el barrio Getsemaní donde se encuentran hospedajes y hostels con precios más accesibles y puestos de comida callejera. Eso sí, recomiendo reservar un lugar con anticipación ya que es un destino de mucha concurrencia. Pueden hacerlo haciendo click aquí.
Por fuera de la muralla, existe una ciudad moderna, con edificios altos, otra variedad de hoteles de lujo, casinos y todo lo que se puedan imaginar.
Para el relax existen playas alejadas del centro, pero lo mejor es tomarse una lancha e internarse en alguna isla paradisíaca.
Si quieren información sobre Qué ver y hacer en Cartagena de Indias pueden leer el post de El Viaje de Mi Vida que está super completo.
Y si están planeando un viaje y quieren saber qué otros lugares pueden conocer cerca de Cartagena, les dejo algunas Imágenes de San Andrés con datos para conocer las islas.
6 comentarios
Hola, esta muy linda tu reseña, sólo que Cartagena queda en las costas del Mar Caribe, para que lo corrijas, es una bobadita, pero para que te quede mucho mejor la reseña!
Gracias! Fe de erratas, ya lo arreglé :/
Ay Catagena!
La odie como la amé!
Me desilusionó y me maravilló su gente!
Me agobió su calor y encontré refugio en sus negocios que no me interesaban más que por una pizca de frío!
Muy bueno Tati, me encantó el grito del hombre cuando almorzabas! Cartagena se la conce con su gente y no entre murallas no!?
Abrazos y que sigan los buenos rumbos!!!
Juan! Cartagena es así, ambigua. Mientras escribía me acordé que vos andabas por ahí 🙂
Juan! Cartagena es así, ambigua. Mientras escribía me acordé que vos andabas por ahí 🙂
Gracias! Fe de erratas, ya lo arreglé :/