Mucho fue lo que escuchamos hablar del barco Aquidaban en Paraguay ya que es el único medio para llegar al famoso Pantanal, lugar que planeábamos conocer. “Es peligroso”, “¿Dos mujeres solas quieren subirse en el Aquidaban?” “Son muchos días arriba del barco” “Van a viajar muy incómodas” “Es difícil abordarlo porque pasa solo una vez a la semana”. Esas fueron algunas de las cosas que nos dijeron. Pero no por eso nos resignamos a la idea de no abordarlo.
Cuando llegamos a Concepción fuimos a la oficina de turismo para pedir información, de buena fuente, sobre el barco. El secretario de turismo nos recibió con mucha calidez y nos acompañó personalmente al puerto ya que ese día el barco debía partir de Concepción. Cuando llegamos y conocimos al famoso Aquidaban, debo confesar que se me hizo un pequeño nudo en la garganta y sentí adrenalina. Mientras observábamos a los hombres cargar el barco con todo lo que se puedan imaginar, nos debatíamos entre ir o no ir, entre animarnos o mejor quedarnos recorriendo otro lugar. Pero era mucha casualidad haber llegado el día que el barco partía, ya que sino hubiésemos tenido que esperar 6 días, y para los tiempos de nuestro viaje eso era imposible.
El Aquidaban hace un viaje desde Concepción hasta Bahía Negra durante tres días parando en distintos pueblos. Luego regresa de la misma forma. Hablando con el capitán del barco encontramos una opción intermedia: irnos por tierra hasta Vallemí, ciudad que queda a 170 km de Concepción y subirnos allí al barco; viajar un día y medio hasta llegar a Fuerte Olimpo; quedarnos allí un día y medio y subir al barco cuando regresa para volver hasta Vallemí.
¡Los tiempos nos daban perfectos! Y el plan también era perfecto. En vez de viajar 6 días prácticamente seguidos, viajaríamos tres y con un descanso en el medio que nos daría tiempo de conocer algún pueblo de la zona.
Al día siguiente preparamos las mochilas de mano para irnos durante cinco días, compramos algunos víveres, nos abrigamos mucho y partimos hacia Vallemí. Conseguimos un lugar para dejar el auto y nuestras cosas y nos fuimos al puerto a esperar la llegada del barco. Había bastante gente esperando, y la espera se hizo medio larga. Pero la experiencia de viajar en el mítico Aquidaban empezó desde antes de abordar el barco.
Mientras Guada descansaba sentada en el piso, yo veía atentamente a unos chicos practicar un juego desconocido para mí. No podía evitar las ganas de jugar, pero me daba muchísima vergüenza, aunque no lo crean soy tímida para ciertas cosas. Pero los observé atentamente durante una hora. Luego los chicos dejaron de jugar, y me quedé con ganas de participar. Pero luego volvieron a jugar, y Guada me decía que me anime y me sume. Así que me dije: “es ahora o nunca” y me puse de pie y me acerqué a jugar. La mayoría hablaba guaraní y yo no entendía nada, pero de observar previamente había entendido el juego y hasta tenía mi estrategia. El resultado fue inesperado:
Luego de la espera, a las tres de la tarde llegó el barco, al fin. Para ese entonces ya simpatizábamos con la gente que me había visto jugar y se había divertido con mi sorprendente triunfo. Nos pusimos en fila y cuando llegó nuestro turno subimos al barco haciendo equilibrio sobre una tabla. Al entrar no sabíamos hacia dónde ir. El barco tiene camarotes y hamacas para dormir, pero nosotras habíamos comprado el pasaje más económico. Todos los bancos de madera estaban ocupados por la gente que se acostaba para poder dormir. Caminamos y caminamos y llegamos a un lugar donde ya no podíamos avanzar y apenas había lugar para sentarnos juntas. Era en la cocina del barco. Sin saberlo, habíamos conseguido un excelente lugar.
La cocina del barco, es el lugar más activo. Allí la gente se reúne a la hora que sirven la comida, pero a toda hora hay gente dispuesta a distenderse un poco. El sector es más amplio que el resto ya que los otros sectores para sentarse son prácticamente pasillos. Y allí en seguida conocimos a Humberto, el cocinero del barco. Es de esas personas que parecen recias y duras pero que en sus ojos se puede observar un dejo de ternura y simpatía. Estando allí nos sentíamos seguras y cómodas.
Toda la gente de nuestro sector era muy respetuosa y simpática. Con el pasar de las millas navegadas empezamos a sentir que los conocíamos de antes. Por esos días se convirtieron en nuestros amigos. Empezábamos a entender que esa gente que nosotras creíamos que eran familiares y amigos, no lo eran, que la gente se cuidaba y se ayudaba, prácticamente sin conocerse.
Y así se sucedieron las horas y los días adentro del barco. Comimos los deliciosos guisos de Humberto… conversamos con nuestros nuevos amigos compartiendo tereré… nos reímos con Arturito, un adolescente que quería conquistar a cuanta mujer se cruzara… aprendimos sobre Paraguay con Amadeo, un señor que viajaba los seis días en el barco por trabajo, repartiendo la leche para bebe en los pueblos, que se convirtió en mi personaje favorito… compartimos las tertulias que se armaban con Natalia, otra argentina que era profesora de historia y que hablaba hasta por los codos, quien me agarraba del brazo al grito de “Tati vení, tenemos 20 minutos para pasear por el pueblo” y me hacía recorrer a toda velocidad cada pueblito en el que paraba el barco a descargar mercadería.
Pero lo complicado era pasar la noche. Refrescaba y era difícil dormirse sintiendo frío a pesar de todo el abrigo que teníamos. La gente llevaba frazadas y no había dónde colocar un pie en el piso del barco, ya que echaban las mantas y se ponían a dormir todos acostados en el suelo. Natalia, la argentina, me insistió en que me vaya a dormir un rato a su camarote ya que ella durmió siesta y no tenía sueño, así que le hice caso y me dormí cuatro horas acostada. Luego cuando regresé al banquito de madera, pasé toda la noche tratando de dormir con una señora que nos turnábamos para que una apoye la cabeza en el hombro de la otra (sin conocernos). Esa es la magia del Aquidaban.
El día se pasaba rápido. Los pueblos de la zona son muy lindos y pequeños. Es muy complicado acceder por tierra, y el abastecimiento de los lugares es a través del Aquidaban, la única embarcación que transporta pasajeros y mercadería.
El lugar que mejor conocimos fue Fuerte Olimpo, pero eso es un capítulo aparte ya que fue el lugar que más disfruté en este viaje.
El regreso fue igual de lindo. Nuevamente nos ubicamos en el sector de la cocina, ya sentíamos que era nuestro lugar. Nos reencontramos con Amadeo, Humberto y Natalia, entre otros. Ya estábamos más cansadas. Por suerte el último día salió el sol y yo me pasé todo el día sentada en la proa, sobre unas maderas, disfrutando el tereré con los compañeros de navegación, charlando y mirando el hermoso paisaje del pantanal.
El saldo de esta experiencia fue: las piernas y la cola cubiertas de picaduras de pulga, pero el corazón inflado de felicidad y los ojos repletos de hermosos paisajes.
Por último los invito a que conozcan el barco por dentro y fuera en un recorrido en tiempo real:
INFO ÚTIL
Dónde hospedarse en Concepción – Hotel Imperial:Dirección: General Garay Esquina Tte. Agüero, Concepción
Tel: (0331) 242738 – Cel. (0971) 293420
Carretera Concepción-Vallemí: Son 170km de carretera. Algunas partes no están en buen estado, pero son transitables incluso con lluvia. Están terminando de construir la carretera así que pronto estará en perfectas condiciones.
Información del Aquidaban:
Precios: 90 mil guaraníes hasta Fuerte Olimpo / 110 mil guaraníes hasta Bahía Negra (solo la ida o la vuelta) / Almuerzo en el barco: 10 mil guaraníes.
Para conocer el Pantanal:
Existe otra alternativa que nos comentaron que consiste en ir desde Vallemí hasta Puerto Mortinho (237km por tierra). El recorrido se hace desde Vallemí hacia Fuerte San Carlos. Allí se cruza en balsa y luego se llega por tierra hacia Puerto Mortihno en Brasil. Se puede hacer en vehículo propio o se puedo tomar un colectivo que cuesta 70 mil guaraníes. Luego en Puerto Mortinho hay embarcaciones turísticas, mas costosas que el Aquidaban pero con todas las comodidades para quien quiera recorrer el Pantanal con opciones de mayor comodidad.
20 comentarios
Qué lindo che! me gustó mucho el videito del barco… gran gran experiencia!
Hola Pol!!! gracias!!! 🙂
Hola Pol!!! gracias!!! 🙂
[…] lograr abordarlo justo el día que anduviésemos por ahí. Pero la CAUSALIDAD apareció y pudimos subirnos al Aquidaban. La experiencia en el barco fue muy enriquecedora, como ya les conté. Pero no tendría demasiado […]
Muy lindo texto, me dieron ganas de ir, estaba buscando un lugar así ¡muchas gracias! ¿saben si funciona en estas fechas?
Gracias! Debe funcionar porque es el medio de transporte de los lugareños. Fijate que sale solo un día por semana. Suerte!
Hola, me encantó lo detallado del viaje. Podrías darme tu opinión por favor. Queremos viajar con nuestras hijas pequeñas de 10 y 6 años, en invierno, y además ellas tienen alergia alimentaria asíq eu nosotros debemos proveerles practicamente toda la comida (pues la comida ya hecha o comprada puede causarles daño si no tenhemos claridad de sus ingredientes).
contado todo…¿Será buena época del año para viajar? (leí que pasaste frío)
¿Crees tú que podremos tener posibilidades de cocinar o abastecernos de alimentos en los pueblos?
No somos de paraguay, así que cualquier dato u opinión nos sirve… muchas gracias
Hola Catalina. Gracias por el comentario. Yo creo que debe ser como viajar por cualquier otro lado, si tu situación es esa tendrás que arreglarte para conseguir alimento seguro para tus hijas, será un poco más difícil pero no creo que imposible. Con respecto al clima, me parece mejor evitar los calores fuertes, y en Julio a nosotras no nos tocó mucho calor, y me gustó viajar con ese clima.
Te mando un abrazo y buenas rutas por allí 🙂
gracias!!
Muy buen video! Me trajo recuerdos del mismo viaje que hice en junio 2015. Recuerdos al Humberto el cocinero quien solia hacer un chasquido con los dientes costatemente y quien me dijo guna vez: «ya no hay comida! Se termino» jajajaaaaa. 😂
En mi viaje, llegue hasta Bahia Negra pero no pude visitar el pantanal por lo caro de la lancha! 100 dolares ida y vuelta! 😔
Justo ahora escribo en mi diario de viaje sobre esta aventura.
Gracias Guadalupe! Un abrazo y espero seguir viendo tus videos! Suerte y cuidate!
Eiiii que bueno que también fuiste! Me alegra haberte traído lindos recuerdos. (Yo soy Tati, Guada es mi amiga). Abrazos!!!
BENDICIONES AVENTURERAS,que lindo video,me re gusto,mi pregunta es si estoy en Asuncion¿donde subo al Aquidaban?¿cuanto cuesta en pesos ida y vuelta,y la comoda y la cerveza¿muchas gracias ,quiero ir dentro de un mes.
hola y felicitaciones ,solo quiero saber cuanto abonaste el hotel,gracias y adelante con otro viaje.
Hola. Preciosas imágenes del Aquidabán! Aunque puede ser cansador, es un viaje enriquecedor y que no se borra más de la memoria. La segunda vez que subí pensé, esta es la última, pero un año después otra vez me embarcaba rumbo a Bahía Negra para volver a la Estación Tres Gigantes a seguir intentando registrar vida silvestre. El Pantanal paraguayo permite encontrarte con especies increíbles todos los días! Sobre esas experiencias te dejo el siguiente video por si te gusta para compartirlo.
Te dejo un saludo, momentaneamente desde Uruguay, y deseos de más viajes!
…después de la tormenta
donde puedo subir en argentina y viajar a paraguay y en que fecha sale y de donde
saludos a todos
Ha sido una alegría inmensa leer el blog y ver los vídeos. Para mí marido y yo estuvimos a bordo del aquidaban en el 2008, fue uno de nuestros mejores experiencias. Fue realmente mágico. Para mí, como paraguaya, fue maravilloso conocer cada puerto, cada persona que viajaba o subía a hacer sus compras a bordo. Mi marido, alemán, hasta hoy sigue deseando volver a repetir la experiencia.
Gracias por compartir una experiencia tan bonita!
Saludos desde Valencia, España,
Raquel
Que bueno Raquel. Me alegra mucho haberles hecho recordar su experiencia a bordo del Aquidaban. Abrazos!!!!
Fantástica experiencia….tienes mucho coraje….jajaja…!!!
jajaja muchas gracias!
Es una aventura muy interesante…!
Me gustaria realiza un viaja desde Concepcion a Valle mi para disfrutar de esa aventura.