IRÁN: Itinerario y Resumen de 2 meses de viaje

Irán era el país que más quería conocer en este viaje. Pero me lo imaginaba muy diferente. Me imaginaba que iría a dos grandes ciudades y que después estaría de pueblito en pueblito o ciudades bien pequeñas. Pero no fue así. La mayoría de los puntos de nuestro itinerario han sido grandes ciudades. Si bien podríamos habernos salido de la ruta hacia pequeños pueblos, no suelen ser muy pintorescos como los de Sudamérica y siempre es más fácil encontrar host de couchsurfing en las ciudades, lamentablemente. Pero igual hemos encontrado algunos rinconcitos especiales que ahora les recomendaré.

TABRIZ

Tabriz fue nuestra entrada a Irán. Nuestro primer contacto con la cultura iraní, con el idioma farsi, los números distintos, las mujeres cubiertas etc, etc. Todo aquí era nuevo para nosotros. Estuvimos cuatro días en la ciudad. Es muy linda, prolija y ordenada. Es ideal para caminar bastante y recorrerla. Hay algunos lugares turísticos para visitar, un parque muy lindo, Elgoli Park y la calle de la ruta de la seda que llega hasta China. Vale la pena recorrerla. A nivel religioso/cultural es una ciudad bastante conservadora.

Kandovan: Es la Cappadocia Iraní. Un pueblo construido en cuevas dentro de formaciones rocosas. Yo creo que está buenísimo para ir un día pero no para quedarse a dormir. Hay una fuente de agua mineral que la gente dice que es muy saludable para los riñones. La gente del lugar no es muy simpática con los extranjeros, los invitan a entrar sólo para venderles productos regionales. Pero es un lugar que vale la pena conocer.

ZANJAN:

Zanjan es una ciudad pequeña, cuidada y linda. No tiene mucho que ofrecer además del bazar, algunas casas antiguas y un museo con una momia de más 2000 años. Pero es un punto clave para ir a Sultaniyeh, un edificio antiguo patrimonio de la humanidad, muy hermoso, que vale la pena visitar.

QAZVIN:

Todos dicen que en Qazvin no hay nada. Solo lo toman como punto de referencia o de parada para ir a Alamut. Nosotros no fuimos a Alamut, pero pasamos un día en Qazvin y lo disfrutamos muchísimo. Es una ciudad muy antigua, con mucha historia. Hay mezquitas hermosas, mausoleos, un bazar de la época de la ruta de la seda reciclado muy lindo, un bazar de palomas, la primer calle pavimentada de Irán y demás lugares de interés. Pero lo que más disfrutamos nosotros, fue caminar por las calles, persiguiendo una cúpula de barro y encontrar un caravanserai (lugar de descanso para los comerciantes y camellos en la época de la ruta de la seda) abandonado, en estado natural, y ahora habitado por recicladores urbanos. Es cierto que los lugares dependen de las experiencias y de la compañía, y aquí estuvimos demasiado bien acompañados, por Saman y Mehdad.

RASHT:

Llegar a Rasht es impresionante. Veníamos por una ruta árida y desértica y luego de cruzar un túnel que atraviesa una montaña, aparecimos en un lugar demasiado verde. La ciudad en sí no tiene mucho para ver o hacer, pero los alrededores son espectaculares. Nuevamente gozamos de hermosa compañía con dos familias diferentes, la de Hamed, un iraní que vivió tres años en Venezuela, y más tarde la de Meisam.

En los alrededores, además de admirar las montañas verde fluor, con sus cultivos de té,  se puede visitar un castillo antiguo, Qal´eh Rudkhan en la cima de una montaña, que para llegar se deben subir más de 2000 escalones, en un clima muy caluroso y húmedo. Pero tengan por seguro que vale la pena.

Luego visitamos Masouleh, un pueblo de barro construido en la ladera de la montaña, que tiene una particularidad: los techos de las casas del nivel inferior son las calles, veredas y patios de las casas del nivel superior. Es posible y debe ser muy lindo pasar la noche aquí.

Por último visitamos el Mar Caspio, en la ciudad costera de Bandar Anzali. Las playas no son muy lindas y menos aún limpias. Pero vale la pena bañarse en el Mar Caspio.

TEHERÁN:

Teherán es una ciudad muy grande, pero linda, prolija, moderna y bien conectada. Si bien no la recorrimos demasiado a nivel turístico, sí la vivimos bastante. Vivimos en el centro de la ciudad, en el Norte, en el Este y en el centro Sur. La recorrimos muchísimo en subte y tren. Compartimos con amigos, conocimos mucha gente y disfrutamos de la buena compañía. Hacía mucho calor y era Ramadán cuando estuvimos, y con distancias tan largas no nos dieron muchas ganas de turistear.

BADAB SURT:

Badab Surt es un lugar que pocos iraníes han sentido nombrar. Menos que menos los turistas. Pero yo vi unas fotos de ese lugar y me encrapiché con ir. Es un salar aterrazado, por explicarlo de alguna forma, donde se acumula agua y se con las luz del sol se generan unos colores anaranjados y azules impresionantes. La verdad es que no fue una buena idea ir en cuanto a relación tiempo/esfuerzo/satisfacción. Queda como a 7 horas en auto de Teherán, en la provincia de Mazandarán. No es fácil llegar si no se va en auto, y requiere pasar una o dos noches en el camino. Para colmo fuimos en pleno verano, por lo tanto más de la mitad de los piletones de agua estaban secos. En comparación con las fotos que había visto fue una decepción. De todos modos disfrutamos el viaje porque fuimos con dos amigos muy buena onda y pasamos una noche en medio de montañas verdes compartiendo con la gente del pueblo y otra noche con sus padres, en otro pueblo cocinando una especie de queso tradicional de la zona que se debe mezclar sobre el fuego más de 7 horas sin parar, y nosotros colaboramos felices.

QOM:

En Irán todos nos preguntábamos para qué íbamos a Qom, si allí no hay nada para ver ni hacer. Incluso cuando llegamos el chico que nos hospedó nos dijo lo mismo.

Resulta que Qom es una de las ciudades más religiosas de Irán, junto con Mashad. Como no íbamos a ir a Mashad, decidimos ir a Qom. Además es la cuna de la revolución islámica. Y un lugar interesantísimo para conocer es el shirne Hazrat-e Masumeh, mausoleo de la hermana de uno de los doce imanes en que los chiitas creen, Imam Reza. Ella murió allí y fue enterrada. Al principio el edificio de su mausoleo era pequeño pero con el paso de los años se fue agrandando cada vez más hasta convertirse en lo que es hoy: un lugar enorme. Tanto, que yo me perdí la primera vez que entré.

Nosotros primero lo conocimos por la noche al finalizar el ayuno del mes de Ramadán. Me puse un chador que me prestaron, y entré como si fuera una musulmana más. Pude observar a la gente sentada dentro del lugar comiendo, pude ver el lugar de la tumba desde adentro, con mucha discreción y respeto, y sin tomar fotos. Además por el horario había mucha gente y se observaban hordas de mujeres vestidas de negro bajar las escaleras, e ir de un lado a otro.

Luego regresé por la mañana como turista y me hicieron una visita guiada pero solo por los patios, ahí me enteré que los turistas no pueden ingresar. Así que si quieren conocerlo por dentro, no vayan por la puerta de los turistas, y traten de para desapercibidos (mujeres ir con chador negro).

Por lo tanto lo interesante del lugar es observar la vida religiosa, las mujeres con chador, los mullah (hombres estudiosos del islam), las madrazas y la gente que viene de todos lados al shrine, ya que es un punto de peregrinaje del islam.

KASHAN:

Kashan fue el primer lugar de Irán que me voló la cabeza. Me fascinó. Es la entrada al desierto que tanto anhelaba conocer. Fue el primer contacto con casas de barro, techos abovedados, torres de viento, casas históricas, y unas construcciones tipo bóvedas para conservar hielo en el verano.

Además se puede los recorrer pueblitos de alrededor que son muy pintorescos. Nosotros conocimos Ghamsar, pueblo de donde proviene el agua de rosas, muy utilizada en Irán para preparar refrescos; y Abyaneh, un pueblo de barro color rojo, hermoso, en medio de las montañas, donde en otros tiempos vivían los Zoroastian, una religión que cree en el fuego. Hoy en día se puede ver mucha gente paseando, disfrazándose con la vestimenta típica para tomarse fotos, pero también se puede encontrar gente autóctona con sus trajes de flores de colores.

ISFAHAN:

Isfahan es una de las ciudades más emblemáticas de Irán. Una de esas que todo el mundo dice que hay que ir sí o sí. Y la verdad es que a mi no me gustó mucho. Es una ciudad común y corriente, con un lindo bazar que da la vuelta a un parque lleno de mezquitas y construcciones antiguas, y más edificios históricos desparramados por la ciudad. Para entrar a cada uno se debe abonar 200.000 Rials (apróx. 7 dólares). Por lo tanto para un presupuesto mochilero es complicado poder ingresar a todos los lugares. De todos modos hay algunos lugares gratis para visitar: antiguos puentes, un barrio cristiano y el bazar.

SHIRAZ:

Shiraz es otra de las ciudades más famosas del país, principalmente por las ruinas de uno de los imperios más importantes que existió en la Tierra: PERSÉPOLIS. Y si bien con la ciudad me pasó algo similar que con Isfahan, vale cien por ciento la pena ir a Shiraz como base para ir Persépolis y Necrópolis.

ABARKU:

Abarku es una ciudad muy pequeña, totalmente fuera del circuito turístico. Queda entre Shiraz y Yazd. Tiene un casco histórico hermoso. Con casas antiguas en su estado original, sin remodelar. Hay una en especial que sí ha sido reciclada, que es la que aparece en el billete de 20.000 Rials, y es realmente hermosa. Subirse al techo y caminar sin parar por arriba de las bóvedas de los techos, perdiéndose entre las torres de viento, no tiene precio. Yo no podía parar.

YAZD:

Yazd es otra de las estrellas de Irán, y para mí la que más brilla por sí sola. Esta ciudad me fascinó. A diferencia de Isfahan y Shiraz, Yazd tiene un casco histórico super pintoresco y conservado. No hace falta pagar una fortuna para disfrutar de esta ciudad. Con caminar por sus calles entre construcciones de barro, tomar un jugo en una terraza del casco histórico viendo el amanecer sobre los techos de la ciudad vieja, y alejarse para ver las mezquitas, Yazd se disfruta por sí sola.

Además desde aquí se puede ir a otras ciudades muy antiguas, llenas de historia, y hermosas: Meybod, Chak Chak y Kharañaq son las más visitadas pero seguro hay muchas más por descubrir.

GARMEH:

Visitar este pueblo fue un capricho mío y terminó saliéndonos muy mal. Garmeh es un pueblo que queda en medio del desierto a más de 300 kilómetros de Yazd. Se puede ir desde Yazd o desde Isfahan. Pero desde Yazd el viaje es muy largo, más de 7 horas y encima el bus no llega al pueblo, luego hay que tomar un taxi que cuesta el doble que el pasaje de bus para hacer solo 30 kilómetros y lo peor es que nadie te avisa que el bus no llega hasta Garmeh, vende el pasaje como si fuese hasta allí. La ruta que une la ciudad de Khor con el pueblo, es mínimamente transitada a la hora que llega el bus. Nosotros tuvimos muchísima suerte y cuando resignados íbamos a llamar al taxi nos paró el único auto que pasó en una hora y nos llevó.

Por otro lado, nosotros fuimos en verano, y ya que Garmeh significa calor en farsi, en esta época del año el pueblo queda casi abandonado. La gente que tiene la posibilidad, viaja a otras ciudades hasta que pasen los calores más fuertes. Incluso los hoteles permanecen cerrado.

Por lo tanto, creo que ir a Garmeh vale la pena creo yendo desde Isfahan  y en la temporada correcta que es todo el año menos de Mayo a Agosto. El pueblo es muy lindo y antiguo. Hay una paz increíble. Se puede visitar el desierto y el pueblo a lo lejos parece un oasis por la cantidad de palmeras que lo rodea.

Finalmente regresamos a Yazd a dedo. Algo que parecía realmente imposible porque son rutas muy desérticas, pero lo logramos y fue mucho mejor que el viaje en bus.

KERMAN:

Kerman también es una ciudad en la zona del desierto que vale la pena visitar. A mi me pareció muy tranquila. De la ciudad no recorrimos mucho pero me gustó, sobre todo el bazar. Los alrededores son muy lindos e interesantes. Se puede visitar Rayen donde se encuentra un fuerte antiguo muy interesante Arg-e Rayen, Mahan, jardines hermosos y el desierto de Kaluts, a donde hay que ir evitando el verano. Nosotros no fuimos.

BAM:

La ciudad en sí misma no tiene mucho encanto, ya que ha sufrido un gravísimo terremoto en el año 2003 que destruyó la mayoría de viviendas antiguas de barro de la ciudad, y se cobró muchísimas vidas. Ese mismo terremoto ha destruido la mayor parte de la ciudad de barro más grande del mundo: Arg-e Bam. Actualmente la están reconstruyendo con técnicas muy estudiadas que tratan de imitar la técnica original del lugar. Así y todo, vale cien por ciento la pena visitar este lugar. Nosotros estuvimos  recorriéndolo por más de dos horas y seguíamos descubriendo lugares y visuales de este magnífico lugar, entre medio de una tormenta de polvo.

Además Bam es una ciudad de paso para los viajeros que van camino a Pakistán.

BANDAR ABBAS:

El infierno Iraní. Todos nos advirtieron del calor de este lugar y nos recomendaron enfáticamente que no vayamos. Pero igual fuimos. Bandar Abbas es la ciudad portuaria de Irán, que queda en el Golfo Pérsico, bien al Sur del país. Y sí, el calor es insoportable, sobre todo por la humedad. En cuanto pusimos un pie abajo del auto que nos llevó nuestro cuerpo comenzó a desprender agua. No es exagerado. El calor es horrible.

La ciudad es grande, llena de shoppings con aire acondicionado, ya que es lo único que la gente puede hacer fuera de sus casas. El mercado de pescado es interesante. Lugar donde se nota la diferencia con el resto de la población del país. Comienza a verse gente de piel oscura, mujeres con vestimenta de colores, al estilo de India y algunas con máscaras negras cubriéndoles el rostro. Ciudad con mucha influencia de sus países vecinos. Es totalmente diferente al resto del país, desordenada, un poco sucia y se ve gente mendigando.

Desde aquí se puede cruzar en barco a varias islas. Nosotros elegimos cruzar a la Isla de Hormoz. Y todo el viaje al sur, y los intentos fallidos para ir a la isla por los que pasamos, valieron la pena ni bien pusimos un pie allí. Estuvimos cuatro horas en las que le dimos la vuelta en moto a la isla, conducidos por Akbar. Playas hermosas y formaciones rocosas que cambiaban de color y forma a cada curva.

KURDISTÁN: Kermansha y Palangan

Desde el sur del país, a último momento, decidimos que no podíamos irnos del país sin conocer el Kurdistán Iraní. Entonces nos tomamos un bus de 26 horas con el que atravesamos casi todo el país, para conocer una de las zonas que más me gustó de Irán. El Kurdistán es lo que yo me imaginaba de Irán. Es el lugar que me pareció más autóctono, más puro. Donde hombres y mujeres visten con su ropa típica en medio de la ciudad. Todos tienen cara de buenos. Y me daban ganas de sacar fotos a cada paso. Pero lo más interesante es la historia y el presente que el pueblo Kurdo carga en sus espaldas. Un pueblo que se encuentra divido en varios países, con persecuciones y matanzas hasta la actualidad. Y particularmente esta ciudad ha sufrido en primera fila la guerra de Irán e Irák que duró más de ocho años y todavía se siente a flor de piel.

Kermansha es la base ideal para ir a recorrer los pueblitos cercanos del Kurdistán que son muy autóctonos y pintorescos. Nosotros conocimos Palangan, un pueblo construido en las laderas de una montaña, una casita de piedra sobre otra, con sus techos verdes que ofician de jardines de las viviendas del nivel superior. Es como viajar al pasado literalmente. Absolutamente todos con sus ropas típicas, arreando animales por las montañas. Al atardecer, parece despertarse el pueblo. Las mujeres salen a las terrazas a apalear las alfombras para limpiarlas, algunos hombres y mujeres llevan los animales a los corrales, y otros tantos salen a charlas y a jugar, también en las terrazas. Hay un río precioso para bañarse, pero solo para los valientes, ya que es agua de deshielo.