Aunque no lo crean, todas las imágenes que verán son de Finca Narbona en la ciudad de Carmelo Uruguay y no en Francia. No me gusta el vino (aún) pero disfruté muchísimo el recorrido por el hotel y la bodega. Me sentía en una película francesa, en uno de esos pueblitos anónimos de Francia. Me alucinó que el hotel lo armaron reciclando la vieja bodega. Pero mantiene todo. No paraba de mirar hacia los techos porque las losas son de un sistema constructivo que ya no se utiliza (bovedilla).
Mientras la recorría no paraba de decir, «mirá eso, y eso… y eso» y exclamaba «wawwww». Y no porque sea lujoso o algo así. Es porque me encantan las «cosas antiguas», y acá es todo antiguo: la construcción, los pisos, las carpinterías, los vehículos y ¡hasta el inodoro! que era de hierro con tabla de madera, digno de un museo.
Los invito a recorrer la finca conmigo a través de fotos ¿Vienen?