… Siguiendo con mi CV Viajero, como les conté en la primer parte, después de mi viaje a Israel y Barcelona, prometí no volver a veranear en la playa. Determiné que mis vacaciones me deberían servir para crecer como persona, para aprender y viajar.
Así que en Enero de 2004 con 19 años recién cumplidos y en mis primeras vacaciones de mi era facultativa, decidí que quería ir a conocer Jujuy, Salta y Tucuman. En ese entonces el destino mochilero era el Sur, en cambio al Norte se iban solo los mochileros que viajaban con poca plata, en tren, los más aventurados . No era un destino turístico como es hoy en día. Les conté a mis amigas, pero no pude convencer a ninguna de que se venga conmigo, ellas se irían a la playa de moda. Y yo me instalé en la cabeza que iba al destino que me propuse aunque me tenga que ir sola. Entonces empecé a decirles a mis amigos y así convencí a Roni y Danchu, mis mejores amigos. Yo no lo podía creer, creía que me estaban haciendo un chiste, pero no, nos fuimos los tres juntos y es un viaje que me marcó para siempre. Fue mi primer viaje de mochilera, con ellos dos que son como mis hermanos. La pasé espectacular y algo se despertó en mi al conocer otras realidades, al conocer la grandeza de los que poco tienen. Fue uno de los viajes más lindos de mi vida, tanto que seguimos recordando varias anécdotas.
Siempre digo que esos viajes me dejan un sabor riquísimo que sigo saboreando hasta mitad de año, pero ya en Julio empiezo a saborear las ilusiones del viaje que se viene. Comienzo fijando un destino, luego contándoles a mis amigos a donde quiero ir para ver quien se suma. A mitad de 2004 cuando decidí que quería ir a conocer Macchu Picchu, les taladré el cerebro a todos mis amigos pero ninguno quiso ir por diferentes razones. Mi destino seguía fijo, esperando a que se sumara alguien. Y ese alguien apareció. Ese alguien era Marianito (le digo así pero me lleva 5 años). Es medio difícil explicar la relación pero ahí voy: es el primo mayor de Roni y Dan, es del club a donde iba, nuestras familias son muy amigas, nos daba actividades a mi grupo del club, y teníamos una relación de mucho cariño, él era mi amigo grande y yo era su amiga chiquita. Siempre hablábamos de viajes, para mi era como mi ídolo porque siempre viajaba mucho, se había ido al sudeste asiático y me encantaban todas sus historias. Así que un día contándole que me quería ir a Macchu Picchu pero que no tenía quien me acompañe, me dijo que él también quería ir ahí y que vayamos juntos. Entonces en Enero de 2005 nos fuimos casi un mes a recorrer Perú y Bolivia. Fue un viaje hermoso. Una GRAN escuela porque él era un viajero experimentado y yo no.
Cuando dejé de saborear ese viaje, empecé con otra idea… ir a conocer San Juan y La Rioja y esta vez fui con mis grandes amigas Johi y Lu. Para ese entonces teníamos 21 años y fuimos a recorrer sin demasiado plan ambas provincias. Fue un viaje increíble. Recorríamos los lugares sin apuro, caminábamos por rutas solitarias, y más que nada nos relacionamos mucho con la gente local. Dormíamos siempre en carpa en campings municpales donde nunca habían más de dos carpas y viajamos algunos tramitos a dedo. Fue pura aventura. De a ratos viajé sola con Johi, de a ratos las tres, después nos encontramos con Bruno el novio de Lu en San Luis. Más tarde Lu y Johi se fueron y yo seguí viaje con Bruno, y por último como tenía ganas de seguir viajando un poco más me fui sola a Mendoza a visitar a un amigo y compartí unos días hermosos con su familia. Ese viaje fue de muchísima aventura, y de muchísimas risas. Conocimos el Valle de La Luna, el parque nacional Talampaya (donde pasamos una noche). Un lugar que jamás olvidaré es Barreal, donde nos hicimos amigas de unos chicos que vivían ahí con los que fuimos a conocer la zona, con quienes llegamos a ver un observatorio girando y abriéndose, con quienes nos acostamos en la ruta a ver las estrellas del cielo más limpio de América. Un viaje donde conocimos a Juani, que nos enseñó a dominar el fuego (decía que si dominábamos el fuego, podríamos dominar a los hombres), a tener paciencia, a esperar, a creer y con quien el camino se empecinó en cruzarnos como si fuese una atracción imposible de separar aunque tomáramos caminos distintos.
Después de esas vacaciones, mi tía abuela Betty, me regaló un libro para apoyarme con un proyecto que yo tenía que era crear comunidades sociales en argentina (similares a los Kibutz de Israel). El libro se llamaba Atrapa Tu Sueño y se trataba de una pareja que persiguió su sueño de viajar por América. Ellos compraron un auto de 1928, con ruedas de madera que iba muy despacito, y se fueron a viajar inicialmente por 6 meses, que se transformó en 4 años. Como leyeron, a mi ya me apasionaba viajar y una vez que leí el libro, me di cuenta que no se necesita mucho para viajar, y decidí a mis 21 años, que me quería ir un año de viaje. Lo primero que hice fue contarlo. Primero necesitaba un cómplice, y increíblemente apareció Lu. Lu es mi mejor amiga desde que somos chiquitas. Fuimos juntas al jardin, a la primaria, y nos cambiamos juntas a un colegio secundario que quedaba a una hora de nuestras casas. Fue siempre mi compañera de banco y de colectivo. Creo que es la persona que más horas le vi la cara en mi vida. Nos amamos y nos conocemos muy bien, con nuestras cosas buenas y con las malas. Ella siempre fue alumna ejemplar, ordenada, con miles actividades extracurriculares, super responsable. Y yo fui más bien lo contrario. Ella estaba de novia hacía 5 años con Bruno. Ambas estábamos cursando la facultad, ella arquitectura y yo ingeniería. Jamás se me ocurrió preguntarle a Lu si quería hacer ese viaje, porque no me imaginé que interrumpiera sus estudios y porque estaba de novia hacía mucho tiempo. A quien quería convencer era a Johi, pero no tuve chances de convencerla, me dejó bien en claro que en ese momento no le quería irse un año (tenía sobrinitos chiquitos que son su vida, y estaba en un mal momento de estudios que necesitaba definir). Le conté a Lu la situación y me dijo: yo quiero ir con vos. Sinceramente nunca le creí, hasta que el sueño iba cobrando forma. Empezamos a ahorrar, a vender tortas y portarretratos. Convencimos a nuestros padres (al mío lo hice leer el libro y lo lleve a conocer a los protagonistas del mismo, Cande y Herman). Nos prestaron plata para comprar una kombi, y para resumirlo, seis meses después salimos a la ruta, ambas con 22 años, con 800 dolares aproximadamente cada una y sin un rumbo marcado. Y casi sin haber manejado la kombi. Ese viaje marcó un antes y un después en mi vida. El resto de ese viaje lo encontrarán en este blog, en los archivos del año 2007.
CONTINUARÁ…
4 comentarios
Que chiquita que estas en las fotos! Recordar «nuestros» viajes nos permite seguir construyendo nuestra historia 🙂
Abrazo
Casi no te reconozco con rastas y pelo oscuro. Súper aventurera desde pequeña, re lindo tu CV!
Yami Barrera
Me encanta tu curriculum amiga!!!
El año que viene te quiero en Pergamino con la Gorda. Quiero que seas una de tantos viajeros que deseo que mis estudiantes conozcan! Te sumás no!? Ya iremos arreglando!!! 🙂
obvio!!! ya estoy sumada!!! Gracias Juan!!!! avisame si vas para Catamarca que por ahi me prendo! abrazosss