Nostalgias de verano en Miramar

Entre los 7 y los 17 años, siempre iba unos días al departamento de mi abuelo en Miramar a veranear. Con esa edad, ir a Miramar era sinónimo de LIBERTAD. Allí empecé a hacer mis primeros paseos sin mis padres. Empezaba a andar sola. Por eso le dicen la ciudad de los niños. Yo me sentía grande e independiente.

Después entrando en la adolescencia, fue donde empecé a ir a bailar. Y hasta fue donde me fui de vacaciones con amigas «solas» por primera vez (porque mis padres estaban a tres cuadras de donde nos hospedábamos).

Pero cuando adquirí mi independencia, obviamente empecé a tomar distintos rumbos con la mochila al hombro y creo que no existía una idea más aburrida y deprimente que irme a Miramar. Por lo tanto volví muy pocas veces, por 2 o 3 días y muy distanciadas entre sí. Ya no me gustaba, ya no me divertía.

…Hasta ahora… a mis 30 años, que regresé con un grupo de bloggeros amigos y le encontré nuevamente el encanto. Pero fue un encanto nostálgico y de re descubrimiento.

Así que les voy a contar las cosas que me dieron nostalgia, que me sorprendieron y que re descubrí.

Algunas nostalgias:

✓ Me di cuenta – aunque siempre lo tengo presente – la cantidad de cosas que viví con mis amigos Roni y Danchu que son como mis hermanos. Nuestras familias veraneaban allá en la misma fecha, así que como no habían amigas nenas, yo andaba con ellos para todos lados. Caminando por la noche al departamento, me acordé que a mi valiente amigo Danchu le daba miedo acompañarme para que yo no vaya sola. O también (es una de las anécdotas favoritas de mi papá) como Roni me quiso defender de unos chicos más grandes que me tiraban espuma en la peatonal y terminó todo blanco. Cada lugar que veía me hacía acordar cosas de esa época.

De andar por la peatonal y buscar renacuajos en el arroyito de la playa, pasamos a calzarnos las mochilas por primera vez los tres juntos.

✓ Lo que más me gustaba de Miramar no era la playa… eran los waffles de dulce de leche que vendían en la peatonal. En esa época no vendían waffles en cualquier lugar como ahora. Así que era esperar a ir a Miramar para comerlos. Bueno, la wafflería sigue estando, pero cada vez que pasaba estaba cerrada. Pensé que no iba a poder comerme uno. Pero la última noche cuando pasé, estaba con una de las puertitas abiertas. Corrí hasta allí y agitada pregunté si me podían vender un waffle. Cuando iba a pagar me dijeron que me lo regalaban porque era el último waffle que vendían hasta el próximo año. ¡Yo feliz de haber podido recordar ese sabor!

✓ Pibelandia es el lugar de juegos al que todos íbamos de niños. Era un ícono de Miramar. Era enorme, juegos por todos lados, el paraíso de los niños. De adolescente medio que lo ignoré, ni lo miraba porque íbamos a otro lugar que era más «de grandes». Ahora cuando me asomé a mirar adentro, me pareció re chiquito. Cosas que pasan cuando crecemos.

✓ En el Cine Gran Rex, fui a ver la película Titanic cuando tenía doce años con mis amigos. Me acuerdo que ese día me puse un pantalón «hard core» (esos negros, con las piernas anchas, bolsillos grandes y cadenita colgando) – ese fue el comienzo de mi rareza. Era una salida en sí misma ir al cine en Miramar.

El otro día, una cuadra antes de llegar, empecé a anticipar que en la próxima cuadra estaba el cine. No se imaginan mi decepción cuando estaba en el frente del Gran Rex, viendo un local de videojuegos Sacoa. Sin palabras. Ese cine era una reliquia, porque era antiguo, era hermoso.

✓ ¿Se acuerdan la típica vereda negra y blanca de la costanera?, esa que era re lisita para andar en bici… Bueno les cuento que la cambiaron por una vereda horrible de hormigón. Siempre que veo fotos viejas con ese piso, se que es Miramar. Era como su marca. No puedo creer que la cambiaran y encima por algo tan feo.

Algunos re descubrimientos:

✓ La playa me pareció más linda.

✓ Me encantó el muelle. Nunca le había prestado demasiado atención.

✓ Descubrí que el edificio que más llama la atención, el Playa Club, tiene un faro arriba de todo. (Esto no lo sabía ni mi mamá que veranea allá desde los 12 años). ¿A ver si alguno de los que iba o va, a Miramar e incluso se hospedaban allí lo sabía?

✓ Conocí el famoso Bosque Energético. Tanto tiempo yendo a Miramar y no lo conocía. Tuvimos que caminar como 6 kilómetros para llegar. Cuando ya estábamos cansados, los cinco viajeros expertos, decidimos hacer dedo. Logramos que una camionetita nos levante, y cuando le dijimos a donde íbamos, se mató de la risa porque estábamos a menos de 500 metros. Fue muy gracioso. Pero volviendo a lo importante, el bosque está re bueno. De verdad que hay «algo» porque si uno coloca un palito arriba de otro, como formado una T, se queda quieto. Es impresionante. Y además los bosques que hay en esa zona son hermosos. Son de cuento.

✓ Y como frutilla del postre de este viajecito, vimos un Huevo de Pascua de chocolate semi amargo de siete metros de alto. Lo malo, es que lo rompían a la hora que salía nuestro micro de regreso. Pero igual fuimos a verlo todos los días. Y comimos chocolate de otro lugar para saciar las ganas que producía el olor.

Como conclusión me encantaron estos días en Miramar. Vi Miramar con otros ojos, haciendo cosas nuevas, con amigos nuevos, y volví a disfrutar del lugar.

Les comparto un video de estos bloggers locos en la playa. Les prometo que se van a divertir:

Y por si quieren conocerlos mejor (realmente se los recomiendo) pueden ingresar al blog de Vito «Con los pies por la Tierra», Mariano «Ir Andando» y Pablo «Pol Viajero».

Pueden leer «Un Finde Largo, de la A a la Z» ,escrito por Vito, que describe  la perfección lo que fue este viajecito.