Después del DF nos tomamos un avión para ir a San Cristobal De Las Casas, Chiapas. Para eso aterrizamos en Tuxla Gutierrez. Y («cosas de madre») mi mamá quizo contratar un tour para conocer algunas cosas entre Tuxla y San Cristobal y de paso que nos lleven allá. Asique «se hizo amiga» de unos gringos que estaban ahí esperando por ese tour y nos sumamos con ellos. A mi todo el tema de los tours no me gusta, pero ella estaba entusiasmada y tuve que ceder. Lo que voy a contar que me hizo mi madre a continuación es de mala madre:
El tour comenzó normalmente, en esas combis blancas, con olor a protector solar y con mis ojos empalagados de ver vestimenta color caqui. Luego bajamos para conocer El Cañon Del Sumidero, lo cual implica subirse todos en una lanchita con chalecos naranja fosforescentes, con cámaras de fotos enormes. Eso ya era demasiado para mí. Pero de repente veo que los gringos proponen hacer una foto grupal. Entonces me hago la que me voy a ver algo para no participar de la foto, con muy bajo perfil para que nadie me vea. Y de repente escucho que mi mamá grita: «¡Esperen que falta Tati! Tati vení, vení!». Mi mamá me conoce muy bien y sabía cual era mi plan, pero me lo arruinó a propósito! Le vi en su cara una sonrisa de maldad. Obviamente me puse toda roja como un tomate y tuve que ir a la foto.
El paseo en la lancha estuvo re bueno. Un paisaje impresionante. Íbamos navegando entre dos paredones de montañas altísimos. Pero muy altos. Y encima antes eran mucho mas altos los paredones porque en la actualidad subió el nivel del agua porque hay una represa. Se está haciendo un trabajo muy importante que es limpiar el agua, antes todo ese paseo que hicimos estaba contaminadísimo. Lo mejor sería concientizar a la gente de que tire cosas ni en el río ni en ningún lado. En el camino vimos imágenes como ésta:
Y también vimos muchos cocodrilos. Nunca los había visto de tan cerca. Me daban miedito.
Por último nos llevaban a comer a un pueblito en Chiapas, hermoso. Obviamente nos hacían ir a un restaurante carísimo, pero nosotras nos fuimos a comer al mercado muy baratito y riquísimo!!!
Y aprovechamos para recorrer el pueblito, que es muy lindo.
Después estuvimos en San Cristobal unos días. Nos pareció hermosísimo. Comimos cosas ricas. Hicimos lo que yo llamo «hacer plaza» pero en vez de en la plaza en la peatonal. Consiste en sentarse en algún banquito y ver pasar a la gente o charlar con quien se siente al lado. Así charlamos con un artesano viajero y partero. Muy copado.
También nos tomamos un ratito para conocer a Sofia y Yayo de Proyecto Miradas con su bebita la Negra de tan solo unos meses de vida. Son unos viajeros que conocía de las redes sociales, y que sabía que estaban en México. Tenía muchas ganas de conocerlos porque viajan haciendo un trabajo social muy lindo. Van a escuelitas rurales con un telescopio y les enseñan astronomía a los niños y los invitan a ver el cielo. También hicieron un documental en la comunidad indígena de Acteal que me resultaba interesantísimo.
Compartimos una merienda, a pura charla y después fuimos a ver un documental sobre construcción natural. Yayo estaba alucinado con mi mamá porque es profesora de Rikudim (danza hebrea) y el de chico bailaba en Rosario y conocían gente en común. Fue hermoso conocerlos.
La verdad es que nos caminamos todo San Cristobal, recorrimos varias Iglesias y como para ir a lo de Sofi y Yayo nos perdimos un poco, terminamos caminando bastante por todos lados.
También Nos tomamos un día para ir a conocer San Juan Chamula, que todo el mundo nos hablaba de ese lugar y nos decía que es hermoso. El principal atractivo es que es un pueblo donde solo viven indígenas. El pueblo es lindo, pero a mi no me gustó la experiencia. Me sentía como yendo al zoológico a ver a la gente que vive ahí. Y no está bueno, porque para mí a ellos no les gusta. No dejan que saquen fotos, y no miran con buena cara al turista. Lo más feito me pareció cuando entramos a la Iglesia. Por un lado fue hermoso verlo, y por el otro me di cuenta de la terrible invasión que es para ellos. En la iglesia no hay bancos. Ellos ponen pasto en el piso y se sientan y colocan muchas velitas. Para que se den una idea, deben poner cada uno alrededor de 50 velitas. Entonces uno entra y ve en el piso a cada persona con las velitas rezando y cantando. Y los visitantes entran y van caminando entre la gente hasta llegar al altar, mirando, molestando. Yo pensaba que si yo estaría en un momento espiritual, íntimo, me molestaría mucho que me pase gente por el costado, pidiendo permiso y mirando mi intimidad. Por eso cuando nos dimos cuenta, nos sentamos al fondo, para contemplar la linda energía que había allí dentro, una energía espiritual, había tranquilidad. Sería distinto si uno va a la comunidad y se relaciona con ellos y se genera un intercambio ida y vuelta, lo cual en una tarde es difícil Al menos con una chamula, nos enseñamos algunos puntos de macramé una a la otra. Eso estuvo lindo.
Y viajar con mamá sigue siendo divertido aunque me haga hacer cosas de turistas ñoños!!!
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6 comentarios
Me vino genial para recordar lo de proyecto miradas, hermoso.
Y me mató la última frase : «Y viajar con mamá sigue siendo divertido aunque me haga hacer cosas de turistas ñoños!!!»
jaja agregalos… en el facebook los etiquete!son unos genios… Besos yami!!! a la vuelta de cuba nos juntamos vecina!
El pueblito donde comieron cerca del Cañón del Sumidero se llama Chiapa de Corzo, busca sobre una festividad que se realiza ahí en enero, la de «Los Parachicos», ¡es espectacular!
Saludos a tu mamá. Un beso 🙂
Hola!!! Sos muy capo, vos siempre aportando un poco de cultura mexicana a este blog! Le mando saludos a mama! Besos!
Que linda experiencia compartida con tu mamá…aunque te haya hecho ser turista por un rato…es más lindo siempre involucrarse un poco más con el lugar,que como decís ver a la gente como si estuviera en un zoo..
Se observa la placidez de esos pueblos en las fotos.
¡Cuanto color!
Espero en el verano próximo conocer Méjico.
Saludos!