Fuerte Olimpo se incrustó bien adentro, bien adentro en el mapa, y bien adentro mío. Debo reconocer que se ganó un lugar importante en mi corazón. Y eso no fue porque tener grandes monumentos o atractivos turísticos, eso fue simplemente por la gente, ni más ni menos.
Con Guada teníamos ganas de conocer cada rincón de Paraguay, pero sabíamos que sería complicado llegar a la zona del Pantanal Paraguayo, ya que debíamos hacerlo en barco. Esos barcos salen una vez a la semana y sería mucha casualidad lograr abordarlo justo el día que anduviésemos por ahí. Pero la CAUSALIDAD apareció y pudimos subirnos al Aquidaban. La experiencia en el barco fue muy enriquecedora, como ya les conté. Pero no tendría demasiado sentido subir al barco y parar en los puertos por 20 minutos en vez de poder conocer los lugares. Por eso decidimos bajar antes de que finalizara el recorrido en Fuerte Olimpo, pasar un día y medio allí, y volver a subir al barco cuando pasara de regreso. ¡Fue la mejor decisión que tomamos!.
Allí nos recibió Carlos, un amigo de Moni, corresponsal del diario en ese sector del planeta. Y en seguida salimos a pasear, no teníamos tiempo de descansar. Comenzamos a caminar y encontramos la Catedral de María Auxiliadora en lo alto de la montaña, era realmente hermosa. Y el padre Luis, un cura Salesiano italiano de 85 años, que vive allí hace 30, nos llevó a recorrer la Catedral, y el museo que se encuentra adentro sobre los usos y costumbres de las comunidades originarias de la zona. Pudimos contemplar la hermosa vista desde la torre de la iglesia.
Luego conocimos un fuerte abandonado con otra hermosa vista del río, pareciera ser que en cualquier lugar mas o menos alto donde uno se posara, vería al muy bello. «Hicimos plaza» en una donde todos los juegos estaban pintados de los colores de Paraguay, y para finalizar el día que se me escurría de las manos, me quedé viendo a la gente pasar en la puerta de la casa mientras Guada cayó rendida del sueño.
Al día siguiente, el último que nos quedaba en el pueblo, me pareció que era una buena oportunidad para hacer un taller de globología con los chiquitos. Así que bien temprano fuimos a la municipalidad a avisar del taller para todos los chicos para todos los chicos de pueblo. Acordamos lugar y hora y dijeron que lo anunciarían en la radio.
Mientras caminábamos en busca de la subida al cerro de 530 escalones para contemplar otra vista hermosa, nos cruzamos con unas señoras, algunas llevaban grandes paquetes sobre sus cabezas. Me pareció que vivían en la misión (lugar donde vive la etnia Chamacocos o Yshr), y se dio el siguiente diálogo:
– Hola, ¿a dónde van chicas?
– Estamos buscando la subida al cerro, ¿y ustedes?
– A nuestras casas
– Ah… ¿y… por casualidad viven en la misión?
– Sí…
– ¿Podríamos acompañarlas para conocer?
– ¡Claro!
Y sin saber cuan lejos era emprendimos camino a su lado. Fuimos conversando sobre su vida, y sobre qué hacíamos nosotras allí. Una de ellas, la que mas conversaba se llama Felicitas y es la maestra de la escuelita de la misión. Cuando llegamos al barrio, dijeron que mejor regresemos porque había mucho barro y no querían que nos ensuciáramos, pero les explicamos que no teníamos problema y que realmente nos interesaba conocer el lugar y sus costumbres. Pisando un barro muy húmedo por las lluvias y pegajoso, acompañamos a cada una a su casa, donde nos íbamos despidiendo con un cálido abrazo. Por último llegamos a la escuelita donde se quedaba Felicitas, y nos contó que necesitan ayuda para conseguir botas de lluvia para que los chicos vayan a la escuela, porque van descalzos y se agarran muchas infecciones por la heces de los animales.
Luego de despedirnos de Felicitas, seguimos paseando con sus sobrinas por la misión, subimos cerros, conocimos el cementerio, y más gente muy simpática. Me quedé con una linda sensación, porque más allá de algunas necesidades que pasan, ellos viven en comunidad, se ayudan, construyen sus casas entre todos con palma, y son gente amable con mucha paz.
Más tarde, acudimos al punto de encuentro para el taller de globología. Era en el polideportivo y no vino nadie, ni un nene. Agarramos los globos que ya teníamos inflados, y nos fuimos a la plaza a ver si aparecía alguien. De a poquito fueron saliendo los chicos de sus casa, tímidamente, atraídos por los coloridos globos que teníamos agarrados para que no se nos volaran. Comenzamos enseñándoles como siempre, a hacer la espada y el perro, y cada vez se acercaban más chicos. De repente era un caos, Guada aprendió a hacer los perritos y me ayudaba, con cara de desesperación porque tenía veinte nenes alrededor gritándole «me hacés un perrito» «me hacés una espada». Y mientras tanto yo enseñándoles a los chicos a hacerlo ellos mismos. Cuando cada uno tuvo su globo, y se calmó todo, un grupo de chicas muy habilidosas me pedían que les enseñe más formas, y eso hicimos. Aprendieron a hacer flores con los globos.
Terminamos agotadas y fuimos a merendar. Pero al pasar nuevamente por la plaza para regresar a la casa, se nos acercaron las mismas chicas divinas, para conversar. Eran tan lindas y simpáticas que no podíamos dejar de reírnos. Nos enseñaron guaraní y se mataban de risa de como decíamos lo que nos enseñaban.
Así pasamos horas con ellas, conversando, hablando, y hasta bailando. Hicieron que pongan música en unas camionetas y armamos un baile en la plaza. Yo estaba demasiado contenta, como una niña más, Guada no lo podía creer. Estuvimos con ellas jugando hasta que se hizo de noche. Y las chicas nos decían que no nos vayamos en el barco, que nos quedemos. Nos mentían sobre el horario para que nos confundiéramos y perdiéramos el barco. Y ganas de perderlo no me faltaban, no quería irme. Me terminé yendo con Guada como esos nenes que las madres los obligan a volver a casa para la cena.
Recuerdo pocos momentos de mi vida tan felices como aquel. ¿Ahora entienden por qué Fuerte Olimpo se incrustó bien adentro mío?
Les dejo un video que refleja parte de los momentos vividos en este pueblo tan especial:
6 comentarios
ve http://www.checomacoco.cz/
Hermoso Tati! Me alegra que hayas llevado esa impresión de nuestea gente! Que pese a sus necesidades es muy amable y hospitalaria, te da de lo último que tiene e igual quesa feliz si el huésped está contento! Un abrazo!
}QUE LINDO !!!GENIAS!!! ME TRANSMITIERON.EMOCIÓN Y ALEGRÍA…Y DE PRONTO ESTUVE CON UDS. EN LA PLAZA,DISFRUTANDO TANTA ESPONTANEIDAD E INOCENCIA.GRACIASSS
muchas gracias!!! que lindo 🙂
muchas gracias!!! que lindo 🙂
Me alegra saber que Paraguay dejó una marca en vos! La hospitalidad sobra acá, y eso es lo que más me gusta de mi país porque genera cosas como esta. Te felicito por todas estas fotos y por el relato! Excelente todo 😉