Curiosidades de Irán

Algo que se está convirtiendo en un clásico del blog es recolectar las curiosidades y cosas que me llaman la atención de los países que visito y de sus habitantes.

En Irán me pasó algo muy extraño: las cosas que en un principio me llamaban muchísimo la atención, luego de dos meses se hicieron rutina y hasta algunas las incorporé a mi vida sin darme cuenta.

Antes de viajar a este lejano país, que era el que más me llamaba la atención en este viaje por Asia, creía que todo sería totalmente distinto, una cultura diametralmente opuesta. Y si bien es muy diferente, a la vez somos parecidos. Cuando tratábamos con las personas nos entendíamos muy bien, y hasta nos hicimos AMIGOS de verdad, personas con las que nos encariñamos muchísimo. Así que si eso pasa es porque no somos tan diferentes.

Así y todo quiero contarles todos esos detalles que me llamaron la atención de Irán y los iraníes:

HABLANDO DE RELIGIÓN, HOSPITALIDAD Y SEGURIDAD:

Irán es una República Islámica. Esto significa que viven bajo las leyes del islam. A estas alturas del partido ya habrán visto mis fotos y las de muchos otros viajeros hablando de la hospitalidad y amabilidad de los iraníes. Aclarar que no son terroristas me parece una redundancia y una obviedad. Si bien ellos lo aclaraban muchas veces, a mi me hacía sentir incomoda que creyeran que yo podría pensar semejante cosa. De hecho si lo hubiese creído no hubiese elegido ese país como destino.

Irán es un país cada vez más turístico. Ya no es un destino exótico. Y la gente está bastante acostumbrada a tratar con extranjeros. Sobre todo en las ciudades más populares para los viajeros. Si uno se aleja de esos destinos mucho menos.

A partir de la revolución islámica de 1979 el islam se convirtió en ley y todos los iraníes deben respetar esa ley, sin importar cuan religiosos sean. La democracia en Irán es relativa, debido a que solo se pueden presentar candidatos políticos islamistas y los activistas de los otros partidos políticos fueron asesinados o encarcelados. Sí, la gente va a votar, pero entre candidatos elegidos por el Ayatollah, líder religioso del país y autoridad real.

Hoy en día hay mucha gente religiosa y mucha gente no religiosa. En las grandes y modernas ciudades es más común ver gente menos religiosa, puede notarse por la forma en que visten las mujeres y conversando con la gente. Y en los pueblos o ciudades más pequeñas la gente es muy religiosa y las mujeres visten chador, una manta por lo general negra que las cubre de la cabeza a los pies. Pero sobre este tema ya me explayaré en otro post. Por ahora solo les cuento que todos los negocios deben tener una imagen de Khomeini, el Ayatollah líder durante la revolución y una de Khamenei, Ayatollah actual. Que además de que los nombres son casi iguales, físicamente también son idénticos. Así que en todos lados se ve la imagen de ambos.

La cuestión que aquí quiero explicar es que Irán, a pesar de lo que los medios occidentales dicen y muestran, es un país extremadamente seguro, y la gente es muy buena y hospitalaria. Sobre la hospitalidad iraní, habíamos escuchado tanto que a lo mejor la idealizamos un poco. Hoy en día hay muchas personas que pretenden vivir del turismo y ven al turista como un billete. Incluso Couchsurfing, la plataforma web que conecta viajeros con gente local con el fin de propiciar un intercambio cultural, se ha convertido en una herramienta de trabajo para algunas personas. Con esto no quiero decir que los iraníes no sean hospitalarios, todo lo contrario. La gran mayoría lo son, y son capaces de darte todo, sin importar lo que tengan. El ejemplo más claro de esto son los camioneros que nos han tratados como príncipes ruteros. Y los montones de familias y amigos que hemos cosechado en Irán. Sí, la hospitalidad está a la orden del día en Irán, pero en las ciudades más turísticas, la gente que ve al turista como un billete andante también.

HABLANDO DE MUJERES IRANÍES:

Debido a la ley islámica, las mujeres en Irán deben vestir con velo cubriendo su cabello, con todo el cuerpo cubierto excepto las manos y la cara, y la prenda superior debe cubrir casi hasta la rodilla. Bueno en la realidad esto es bastante relativo. Como mencioné anteriormente muchas mujeres no son religiosas y realmente están en contra de tener que cumplir con esas normas de vestimenta. Como protesta usan el velo prácticamente colgando de dos pelos, mostrando el cabello casi en su totalidad. Yo disfrutaba mucho observarlas en la calle, el subte y el colectivo. Cómo cada una llevaba su estilo. No me cansaba de mirarlas. Algunas cubiertas con chador, y otras totalmente modernas y vestidas a la moda occidental.

En Teherán sobre todo, las mujeres se maquillan muchísimo. Y lo que más me llamó la atención, que casi me pegaba cara con cara para poder verlas en detalle, eran las cejas. Algunas mujeres se pintan las cejas discretamente. Otras se las depilan y se hacen una especie de tatuaje sofisticado y elegante del mismo color que su pelo. Pero otras se las tiñen de rubio y se pintan un área más grande que la que ocupa una ceja normalmente, de color beige o marroncito, a pesar de tener el pelo oscuro. Eso es muy raro.

Las iraníes naturalmente son muy bellas. Con sus facciones persas y medio árabes, maquilladas elegantemente son preciosas. Pero lamentablemente muchas mujeres se operan la nariz, de forma muy evidente, no natural, y con la forma de maquillarse que tienen, terminan pareciendo iguales, como cortadas con el mismo cuchillo de cirujano. Realmente una pena, porque las mujeres que no se operan a lo mejor no tienen una nariz pequeña, pero les queda hermosa, les da ese aire persa-árabe.

HABLANDO DE COMIDA:

Los iraníes generalmente no comen sentados en una mesa. Comen sentados en la alfombra con las piernas cruzadas alrededor de un mantel. Por más de que coman carne o pollo, nunca jamás pondrán un cuchillo en la “mesa”. Ellos siempre comen con tenedor y cuchara.

Son expertos en picnic. Es muy común ver familias, sentadas debajo de unos techitos que hay en todos los lugares del país especialmente para hacer picnic, o al lado de una carpa, o bien sobre alguna manta. Pero no se crean que consiste simplemente en comer unos sanguchitos al aire libre… no, no… los picnic de los iraníes son especiales. Son abundantes. Con mucha comida elaborada, frutas, frutos secos, semillas de girsol, dátiles y té (por supuesto). Lo clásico es el kebab, que consiste en un pinche de metal con el que atraviesan carne picada, pollo, trozos de carne o hasta pescado, y lo colocan en una pequeña parrillita con carbón hasta que se cocina. Es muy rico y a veces lo acompañan de arroz y otras lo comen con pan.

En ninguna comida puede faltar el famoso Doogh. Que es una bebida, mezcla de yougurt, agua y sal. A ellos les encanta. Nosotros no logramos tomarlo. Siempre les decíamos que el doogh nos parece muy feo, que no podemos tomarlo y se mataban de la risa.

En Irán todo va acompañado de pan. Y hay muchas variedades del mismo. El que más ha llamado nuestra atención es un pan bien finito que se prepara en unos hornos gigantes. Es normal ver gente amontonada en la vereda, de un lado las mujeres y del otro los hombres, esperando. Esperan a que salga el pan, luego lo cuelgan en unos clavos o lo apoyan en una malla metálica para esperar a que se enfríe y luego se lo llevan en la mano, sin bolsa. La primera vez que lo compramos y pedimos una bolsa se nos mataron de risa.

El té o chai es algo que cualquier iraní al verte te ofrece. Se toma durante todo el día y en todos los climas, incluso en pleno verano. Se prepara con hebras y es muy rico. Lo raro es su forma de endulzarlo: se ponen un terrón de azúcar blanca en la boca y luego toman el té. Con una tacita de té, se comen dos o tres terrones de azúcar. Muy malo para los dientes y la salud en general. Nosotros nunca endulzamos el té. Y cuando nos ofrecían el azúcar junto con el té y decíamos que no gracias, nos insistían y se angustiaban de que les rechacemos el azúcar. Pero teníamos que explicarles, con señas muchas veces, que a nosotros nos gusta el té solo.

En Irán hay algo que me gusta mucho. En la calle hay agua fría por todos lados. Hay una especie de heladeras que abastecen de agua fría a los peatones de la ciudad. Es muy fácil encontrarlas en parques, mezquitas y monumentos, pero también en cualquier calle. Esto es a raíz de que en el pasado el agua, el pan y la sal eran gratis para todo el mundo . Hoy en día solo es gratis el agua. Y eso ya es demasiado.

Cuando cocinan arroz o fideos, siempre dejan que la parte de abajo se dore, luego lo despegan de la olla y se lo comen crocantito. Es riquísimo. Ellos lo llaman tah dig.

Cada vez que llegábamos muertos de calor a una casa, nuestros anfitriones nos servían algún refresco. Siempre distintos. Con agua de rosa, con semillas, con pepino, con unas cositas blancas hechas de almidón, y demás variantes totalmente desconocidas para nosotros.

HABLANDO DE LAS CASAS:

Las casas iraníes tradicionales son todas muy similares. Un ambiente muy grande, una cocina aparte, algunos cuartos más que no son importantes, y un baño. A veces el baño y la ducha están en cuartos separados. La particularidad de estas viviendas es que tienen alfombra en cada centímetro cuadrado del suelo, excepto en el baño. Y en general no utilizan camas. Tienen unos colchones muy finitos que colocan sobre la alfombra y allí duermen. Lo práctico es que los pueden colocar en cualquier lado fácilmente y luego doblarlos y guardarlos en un placard. Como en Irán el verano es muy caluroso, pudimos atestiguarlo, toda la familia suele dormir junta en el ambiente principal con el aire acondicionado.

Los baños son un tema aparte. Al principio los odié y luego los amé. En la mayoría de las casas hay letrinas. No fue tan difícil acostumbrarme a eso. Lo que me costó es que muchas veces no hay papel higiénico, ya que tienen una manguerita al costado de la letrina o el inodoro, en todos los baños. La cuestión, que intenté preguntar discretamente, era cómo hacían para limpiarse sin mojarse toda la ropa. Al principio para aprender a utilizar este sistema, yo me quitaba toda la ropa y lo hacía como podía. Luego con la obtención de más información aprendí que se debe pasar la manguerita por adelante entre las piernas apuntando hacia arriba. Y finalmente me puse canchera y logré lavarme como una autentica iraní, con la ropa puesta. Debo reconocer que no fue fácil, y que me requirió mucho esfuerzo aprenderlo, pero ahora me encanta.

Otra curiosidad de las viviendas iraníes es que siempre se quitan el calzado de la calle al entrar a las casas. Una costumbre muy higiénica. Pero para ingresar al baño y a la cocina usan unas sandalias de goma. Al principio nosotros usábamos nuestras ojotas porque creíamos que esas sandalias eran de uso exclusivo del dueño de casa. Pero más adelante comprendimos que es para todo aquel que ingrese a esos ambientes. Primero nos daba un poco de impresión utilizar el mismo calzado para hacer pipi y bañarnos que toda la familia, pero no podíamos dejar nuestras ojotas en el baño, ni tampoco salir caminando por toda la casa con el calzado que usamos en el baño, así que no quedó otra que adaptarnos y lo terminamos sintiendo como algo natural.

HABLANDO DE CIUDADES Y CALLES:

Yo me imaginaba Irán como un país precario, con muchos pequeños pueblitos, donde la gente vivía en casas de barro, y algunas ciudades caóticas. Pero mi sorpresa fue grande al ver que Irán es un país super moderno, en mi opinión más avanzado que los países de Sudamérica. Las ciudades son lindas, prolijas y ordenadas. Y sí, hay algunos pueblos pero hay que buscarlos bastante. Ya nadie construye con barro, ni siquiera en los pueblos que son patrimonio. Construyen con ladrillo común y luego revocan en barro. Excepto en el Kurdistán iraní que en mi opinión es un mundo aparte.

En las ciudades cruzar una avenida es una aventura. Los iraníes manejan muy mal en general, y no seden el paso a los peatones. Para colmo hay que lidiar con los taxis que cuando uno está intentando cruzar la calle, te frenan cortándote el paso tocando bocina para que te subas, y no te permiten avanzar.

En los transportes públicos, los hombres y las mujeres deben viajar separados. Y algo que me llamó la atención viajando en el lado de las mujeres, es que algunas son realmente ventajeras, son capaces de meterse adelante tuyo en un asiento, sin ninguna vergüenza. Esto me sorprendió demasiado debido a que en Irán existe algo que se llama tarof, que es como una amabilidad hacia el otro extrema, se dejan pasar unos a los otros por ejemplo, aunque parece ser que en las grandes ciudades el tarof quedó en el pasado.

Pero hablando de tránsito no podemos no mencionar a las Nissan Azules. Son unas camionetas utilitarias que se ven por todos lados. Lo llamativo es que se siguen fabricando nuevas pero parecen viejas. Y pareciera que solo las hacen de color azul. Se fabrican en Irán. Además tienen fama de ser los peores conductores de las calles iraníes. Nos contaron que hay enormes camiones con inscripciones tales “todos me temen a mí… pero yo le tema a las Nissan Azules”. Nosotros en cambio las amamos. Nunca vas a quedarte varado haciendo autostop en Irán porque siempre habrá una Nissan Azul amiga que te lleve.

Otra estrella de las rutas iraníes, es el pequeño camión tradicional. Lo curioso es que siempre tienen pintados dibujos de mujeres muy cancheras con sombrero y anteojos. El por qué no lo sé, es una duda que me llevé de Irán.

UNA ARGENTINA IRANÍ:

Les comparto un video imitando algunas particularidades gestuales y del habla de los iraníes.