Omán no estaba en nuestros planes. Llegamos allí por pura casualidad ya que nuestra idea era cruzar de Irán a Pakistán. Resulta que hay un sector de Pakistán llamado Baluchistán, que arranca en la frontera con Irán y atraviesa el país más de 1000 kilómetros, que no es una zona segura. La deberíamos haber cruzado por tierra, con escolta policial, pero decidimos evitarla. El “plan b” era ir a Dubai y de allí a Pakistán pero no pudimos tramitar la visa, y finalmente nos vimos tentados de conocer un país tan misterioso como es Omán.
Nosotros decidimos recorrerlo en auto, por varias razones: teníamos solo 20 días para conocer el país, y es bastante grande; viajar en auto permite una libertad impresionante; es un país que no tiene demasiadas opciones, o casi nulas para viajar en transporte público; es un país caro, pero petrolero, lo que nos hizo suponer un costo bajo de combustible, y por último la posibilidad de ahorrar en hospedaje durmiendo dentro del vehículo. Por suerte la empresa Arab Adventures apoyó nuestro proyecto y nos prestó una 4×4 con carpa y todo.
NUESTRO ITINERARIO:
Fecha: 6 de Agosto a 26 de Agosto de 2016
Kilómetros recorridos: 2464 Km
Medio de transporte: camioneta 4×4 de alquiler
Ingreso al país: por avión desde Teherán, Irán.
Egreso del país: por avión hacia Karachi, Pakistán
MUSCAT:
Nosotros hemos estado dos veces en la ciudad, al llegar al país y al finalizar el viaje. Es una ciudad realmente hermosa, con grandes avenidas y casas blancas o color arena. Hay mucho para hacer aquí, pero sobre todo para ver. Generalmente es el punto de entrada al país. Aquí fue nuestro primer contacto con los omaníes vestidos con su ropa típica, dishdasha, y con el lujo y costumbres árabes. Se puede visitar la Mezquita de Sultán Qaboos, una de las más lindas que vi en mi vida. Otro lindo paseo es el Soqo (mercado típico) y la costanera.
Nosotros tuvimos la suerte que una de las señoras que trabaja en la Mezquita nos llevó a pasear por toda la ciudad. Realmente una hermosura las playas, los barrios, el castillos del Sultán, los acantilados, y el lujo de la ciudad que se entremezcla con la arquitectura típica y las casas antiguas de la ciudad.
Al final de nuestro viaje, vivimos tres días a puro lujo árabe en el Gran Hyatt de Muscat. Además de ser un hotel hermoso y lujoso, está totalmente decorado con estilo árabe omaní. Si no pueden hospedarse allí, bien vale la pena pasar a conocerlo y tomar fotos. O ir a comer a alguno de sus restaurantes.
RESERVA JALUNI:
En Omán se encuentra el grupo más grande de Orix, animal en peligro de extinción. Tal orgullo sienten los omaníes por este animal que se terminó convirtiendo en un símbolo, por ejemplo, de una de las empresas de combustible más grandes del país.
La reserva Jaluni queda en el centro del país, cerca de la ciudad Haima. Nosotros el primer día manejamos hasta allí, donde pasamos la noche. Al día siguiente arrancamos hacia la reserva. No había información muy clara de dónde era y nos demoró muchísimo llegar. Primero fuimos por una ruta asfaltada, luego vimos el cartel de la reserva y doblamos creyendo que allí ya veríamos a los animales. Íbamos bien despacio observando a lo lejos. Decíamos “ya estamos acá, sigamos un poco más” y eso se transformó en muchos kilómetros por una trocha de tierra sin ver más que camellos. Finalmente llegamos a un portón, entramos y había una oficina donde nos querían cobrar por un tour que duraría todo el día. Nosotros les dijimos que solo queríamos saber dónde estaban los animales para verlos, que no queríamos hacer un tour. Finalmente nos dimos la vuelta y regresamos pero vimos a los animales tras una reja. Son lindos, pero creo que no vale la pena el tiempo invertido para verlos encerrados y no en su ambiente natural. Si quieren ir a verlos, sepan que no es fácil y traten de averiguar bien donde se los puede ver en su ambiente natural, y si realmente se necesita ir con un tour o se puede llegar solos.
SALALAH:
Salalah es la ciudad más al Sur de Omán. Era el punto más lejano de nuestro viaje por eso lo hicimos al principio para luego ir regresando. Y vale la pena totalmente irse hasta allá.
La ciudad tiene dos climas, en los cuales es totalmente distinta. Normalmente es una ciudad árida del desierto, pero hay tres meses al año donde llega la humedad del monzón indio y se vuelve totalmente verde. Esto sucede en Junio, Julio y Agosto, y se denomina khareef. Y entonces toda la gente de la región va para allá a disfrutar de la humedad. Suena un poco raro, pero es así, en una región donde el clima desértico y seco es lo común, ellos disfrutan de la humedad haciendo picnics en el cesped húmedo.
La ciudad no es muy linda en sí, es bastante desordenada y desprolija, aunque igual puede disfrutarse del estilo arquitéctonico de la misma. Hasta el asenso de Sultan Qaboos fue la capital de Omán.
Los alrededores son alucinantes. De los paisajes más lindos que he visto. Acantilados teñidos de verde por el khareef, playas de arena blanca y mar azul. En algunos sectores es hermoso ver las olas rompiendo contra los acantilados.
Hay unas ruinas del siglo 12 llamadas Al Baleed, puerto de la época de la ruta del incienso, visitadas por Marco Polo, y un museo sobre la ruta del incienso que son muy interesantes. Se puede visitar los mercados para comprar, o al menos disfrutar el aroma de los mismos. También hay playas, fuertes, un palacio del Sultán y muchas más cosas para visitar en la zona.
Alrededores de Salalah:
Nosotros fuimos a dos lugares que nos encantaron. La tumba del Profeta Job (en el que creen las tres religiones abrahámicas). Más allá de la importancia religiosa de ese lugar, el camino es muy lindo, y allí se puede ver cómo la gente va a rendirle tributo y caminan descalzos dando vueltas a la tumba. Fue especial. Queda a media hora de la ciudad.
Otro lugar al que fuimos fue la Playa Mughsayl. Queda a 50 kilómetros de Salalah y todo el camino es espectacular, pasando por acantilados frente a costas azules y montañas verdes. Hasta que se llega a un mirador en la playa, donde el agua del mar brota de las rocas salpicando todo. Allí se ve gente de todos lados con sus ropas típicas. Y como están paseando distraídos es un excelente lugar para tomar fotos. Chicos y grandes se matan de la risa mojándose con el chorro de agua.
TAQHA – RUTA TAQHA A LAKABI
Taqha es un pueblito en la costa, cerca de Salalah. Lo utilizamos como base para dormir frente al mar y para recorrer unas ruinas llamadas Khor Rorī o Sumhuram. No están en muy buen estado aunque hay algunas partes reconstruidas. También era un puerto muy importante de la época de la ruta del incienso y ruta de la ceda.
Luego retomamos la ruta desde Taqha hasta Lakabi. La verdad es que me cuesta describir en palabras la belleza de este camino. La ruta va casi siempre bordeando la playa al filo de acantilados. Playas de aguas turquesas. En cada curva el paisaje cambiaba y parecía enseñarnos pinturas diferentes a cada rato. Había algunos miradores, por ejemplo uno que era un acantilado altísimo, con manchas negras de piedra volcánica que parecía haberse quedado dura mientras chorreaba. O otro mirador que era un cañón enorme que se veía desembocar a lo lejos en el mar (coord: 17.7303720, 55.3128470 ).
Creemos que lo más lindo de este camino fue meternos en cada lugar que nos parecía que podía haber algo, explorarlo. Y así nos metimos por un camino de tierra de 19 kilómetros para ir a ver flamencos al atardecer. Cuando ya estábamos resignados pensando que no veríamos flamencos aunque el desvío había valido la pena por los paisajes, los encontramos y los vimos salir volando con sus cuellos estirados. Fue un momento único y la cara de Javico que nunca había visto un bicho de esos lo reflejaba. Fue justito antes de llegar a un pueblito llamado Sharbithat. La coordenada exacta de donde los vimos es: 17.948802, 56.240620.
Ese día manejamos hasta la ruta asfaltada y frenamos a dormir en una estación de servicio en la entrada de un pueblo llamado Lakabi. No pasamos buena noche ya que había un viento tan fuerte que nos sacudió la camioneta toda la noche y casi que no pudimos bajar porque literalmente nos volábamos.
CAMINO LAKABI HASTA SHANNAH – MASSIRAH ISLAND:
El camino comenzó aburrido pero al rato comenzamos a cruzar el desierto. Mejor dicho las dunas prácticamente cruzaban el camino. Una belleza. Pasamos por la ciudad de Duqm que creíamos sería interesante ya que allí hay un gran puerto, pero no logramos entrar. Luego nos adentramos a Al Khaluf ya que Amur de Arab Adventures nos había recomendado conocer un desierto que llaman Sugar Dunes. Pero la verdad es que ir a esos lugares solo no es tan fácil, por lo tanto vimos una playa y no vimos el desierto. Ahora viendo las fotos me quiero morir porque parece una belleza, un desierto inmenso de dunas blancas.
Luego llegamos al puerto de Shannah para tomar un ferry hacia Massirah Island. Cruzamos con nuestro vehículo en el ferry y eso mismo ya es una linda experiencia. Todos los pasajeros iban con sus ropas típicas con diferentes sombreros, y para nosotros eso era un espectáculo. La isla consta de 63 km aproximadamente y se le puede dar las vuelta por toda la costa. Eso hicimos. Los paisajes son muy pero muy lindos. Con los barquitos de pescadores y el sol.
Allí nos recibió un señor omaní en una de sus casas, ya que tenía 3 esposas y por ende tres casas. Él nos llevó a tomar café omaní y conocer a su familia. También nos mostró la isla y por la noche nos llevó a observar las enormes tortugas marinas desovando, un sueño hecho realidad para mí. Pero ojo, la experiencia no fue tan buena para mí ni para la tortuga ya que nuestro amigo la perturbó a la tortuga alumbrándola y tocándola y yo que sabía que eso estaba mal se lo decía, y me puse muy grosera con él de la bronca me daba. Para continuar buscando tortugas el pacto fue observarlas sin molestarlas y funcionó.
Cruzar la camioneta nos costó 10 OMR incluyendo a los pasajeros. El viaje es de una hora.
WAHIBA SANDS:
Este es el desierto más turístico de Omán. Hay hasta hoteles en medio del desierto y excursiones de todo tipo. Nosotros nos contactamos con un señor de la agencia de Amur que pensábamos que nos llevaría a un campamento en medio del desierto, pero faltó la parte de campamento y nos llevó solo al medio del desierto. Fue una sorpresa que resultó genial finalmente.
Nos encontramos con este amigo que tomó la riendas de nuestra camioneta y manejó por el desierto un buen rato, al atardecer, mientras veíamos a la gente del desierto pasar con sus camellos. Finalmente subimos una enorme duna (pero cuando digo enorme es enorme). Y nuestro amigo nos preguntó dónde nos gustaba, frenó el carro, se despidió de nosotros, nos dijo que venía a buscarnos al día siguiente por la mañana y se fue bajando la duna corriendo. De golpe estábamos solos en medio del desierto.
Primero queríamos matarnos porque no sabíamos que ese era el plan. Por suerte teníamos comida. Así que cocinamos, cenamos a la luz de la luna una comida que nos salió bastante fea, y nos acostamos en las dunas a dormir hasta que nos agarró frío y continuamos dentro de la camioneta.
Al día siguiente ese amanecer nos volvió locos y no queríamos irnos. Pudimos disfrutar el amanecer y el atardecer en medio del desierto, solos. Luego llegó nuestro amigo, y manejó la camioneta por las dunas haciéndonos sentir una adrenalina impresionante en las grandísimas bajadas.
WADI BANI KHALID:
Wadi en árabe significa cañón. Y en Omán cada vez que veía un lugar que comenzaba con wadi, quería conocerlo. Pero este fue el primero. Fuimos con la camioneta hasta donde se podía. Allí caminamos un poquito y llegamos a una especie de balneario entre las montañas. Había un piletón de agua, palmeras y lugares donde sentarse. Nos bañamos ahí un rato porque el calor que teníamos lo hacía necesario. Pero luego nos vestimos y comenzamos a caminar entre las piedras en busca de lugares más lindos y de unas cuevas. lEl paisaje era demasiado hermoso. Estábamos en medio de los paredones de un cañón color arena, piletas de agua turquesa o transparente y oasis de palmeras. El agua muy fresca y la soledad en medio de esos paisajes hacía que todo fuera perfecto.
Como estábamos solos y sin linternas no nos animamos a entrar a las cuevas. Pero si están de paso por allí es un excelente parada para pasar una tarde fresquitos en medio del desierto.
SUR Y RESERVA DE TORTUGAS:
Lo que nos trajo a este hermoso pueblo costero de Omán fue ir a hacer una visita guíada en la una Reserva de tortugas marinas. Ver un desove de tortugas para mi era un sueño. Y luego de la experiencia estresante en la isla, quería ver un desove de tortugas con respeto y amor, y poder aprender. Y fue la mejor decisión que podría haber tomado. Estas visitas salen por la noche. Así que allí estuvimos. Salimos en grupo con tres guías en total silencio hacia la playa. Allí debíamos permanecer en pleno silencio para no molestar a las tortugas. Los guías revisaban qué tortuga estaba desovando y nos guiaban a verla. Sólo las alumbraban de atrás para que podamos ver. Y fue realmente increíble. Pudimos ver los huevos saliendo de la tortuga, como caían en la arena, como los tapaba moviendo la aletas traseras, compactaba la arena y se regresaba al mar. También tuvimos la suerte de ver un bebe recién nacido caminando hacia el agua.
En este lugar solamente las protegen pero no intervienen en le proceso natural de las tortugas. No ayudan a los bebes a llegar al agua.
Aquí nos hospedamos en Turtle Beach Resort, y aprovechamos para hacer un día de playa en un lugar paradisíaco. Pero también salimos a pasear por Sur y los alrededores. Conocimos Al Ayjah, un pueblito costero pequeño muy pintoresco, con casas blancas antiguas con sus puertas de madera trabajadas. Vimos unas torres de barro, un faro, los astilleros donde construyen los dhows que son las embarcaciones típicas omaníes. En Sur visitamos el castillo de Bilad, una construcción enorme de barro muy hermosa con una vista espectacular y el Fuerte Sunaysilah, uno más lindo que otro. Estas fueron las primeras de muchas construcciones de este tipo que veríamos en Omán.
WADI SHAB:
En el camino de Sur a Wadi Shab pasamos por un pueblito llamado Qalhat que habíamos leído que era interesante ya que había sido la capital de Omán, que habían construcciones antiguas y que allí había estado el famoso Marco Polo, pero la verdad no lo encontramos ni bonito ni interesante. Allí cerquita se encuentra la Tumba de Bibi Mariam, que creíamos que era la tumba de la virgen María (muy ingenuos) y no lo era, pero es una construcción muy antigua del siglo 13 y vale la pena visitarla, aunque solo pudimos verla de lejos porque la estaban restaurando. Luego el pueblito donde se puede hacer base para visitar Wadi Shab se llama Tiwi, y me pareció muy pintoresco.
Y finalmente llegamos a Wadi Shab. Este es uno de los imperdibles de Omán que figuran en todas las guías y tiene su razón de ser. Es un hermoso y enorme cañón con piletones de agua espectaculares. Suena parecido al Wadi anterior pero los paisajes son mucho más imponentes. Para llegar hay que tomar un barquito que cruza una pequeña laguna para luego comenzar el trekking. Este barco cuesta 1 OMR por persona, ida y vuelta, y están hasta las seis de la tarde, así que deben emprender el regreso calculando llegar antes de la seis. El camino se hace siguiendo un falaj, que es un antiguo canal de riego, típico de la zona. Cuando fuimos hacía muchísimo calor y la caminata no es tan fácil. Nada indica el camino y no nos cruzamos con nadie, así que nos tocaba adivinar por donde continuar, y hemos tenido que trepar bastantes rocas. Caminamos como una hora, hasta que llegamos al agua. Y con el calor que hacía decidimos bañarnos allí y disfrutamos muchísimo nadando, saltando al agua y viendo semejante paisaje. Como no había nadie, después de mucho tiempo pude bañarme en bikini. Luego nos encontramos con unos militares entrenando que se fueron nadando y escuchábamos sus voces divertidísimos. Quisimos llegar allí caminando por la montaña pero no lo logramos porque resulta que se llega solo nadando unos 500 metros aproximadamente, pero no pudimos hacerlo porque llevábamos la cámara de fotos. Para el regreso volvimos siguiendo el falaj todo el tiempo y fue un poco más fácil. Si quieren disfrutar este lugar al cien por ciento sería bueno ir con un guía (tal como luego vimos a otros turistas) para que los lleven al lugar preciso.
Aquí nos hospedamos en el hotel Wadi Shab Resort donde nos trataron como reyes y disfrutamos una pileta que daba a una playa de mar turquesa.
NAKHAL FORT:
Este es otro de los increíbles fuertes que hay en Omán. Lo conocimos de paso yendo a Nizwa desde Muscat y vale la pena detenerse aquí. Porque no solo es el fuerte con su castillo lo hermoso, sino que hay que una laguna y millones de palmeras.
Y el fuerte es realmente muy impresionante. Es una construcción de barro, piedra y madera. Es muy antiguo pero como la mayoría de estos lugares en Omán está demasiado reconstruido. Y también es bonito pasear por las callecitas de los alrededores entre medio del oasis de palmeras.
NIZWA:
Nizwa es otro de los imperdibles de Omán. Y para mi lo más especial es el mercado de los viernes por la mañana. Nos levantamos a las 5.30 am para ir la mercado a las 6. Costó pero fue de las mejores experiencias en Omán. Resulta que a ese mercado va toda la gente de las áreas rurales a vender y comprar animales, principalmente cabras. Allí se puede observar a todo el mundo con la ropa típica omaní, pero la más tradicional, con el cuchillo a la cintura. Es inentendible cómo hacen para estar con animales y mantener su ropa perfectamente blanca. También pudimos ver niños y mujeres, quienes son muy difícil de encontrar por la calle, con su ropa de colores y máscaras que cubren sus caras. Yo estaba extasiada sacando fotos. Allí se forman una especie de ronda y los vendedores pasan dando vueltas con sus animales, mientras otro los analiza, les abren la boca y negocian el precio.
Además la ciudad es muy hermosa. Hay muchísimas construcciones de tierra medias destruidas donde viven los inmigrantes pakistaníes. Estas zonas me volvían loca porque podía observar las construcciones de tierra en su estado natural, y pude aprender bastante.
También hay mercado de artesanías en madera y cerámica. Y por supuesto fuertes y castillos en medio de la ciudad.
Dormimos en Al-Diyar Hotel, un hotel muy lindo, con ambiente familiar.
JABAL SHAMS – AL HAMRA – FUERTE DE BAHLA:
Jabal Shams, es otra de las estrellas omaníes. Es un gran cañón, super imponente. Para llegar hay que adentrarse en un camino de tierra, y desde que uno comienza a andar ese camino los paisajes son alucinantes. Hay miradores para ir parando a contemplar las montañas. Ya cuando se llega a arriba de todo, al final del camino hay un pueblito que se llama Al Khitaym, donde verán algunas mujeres vendiendo artesanías. Allí encontramos la mejor vista del cañón y es desde donde arrancan los trekkings. Nosotros solo caminamos un poco, pero hacer un trekking allí debe ser una excelente experiencia. Las formas de las piedras grises abriéndose como una garganta inmensa, con el angosto río corriendo abajo del precipicio realmente me dejó perpleja.
Luego de regreso a Nizwa pasamos por un pueblo prácticamente abandonado. Al Hamra. Y debo reconocer que me encantó. Pudimos caminar entre casas de barro abandonadas, por esas angostas calles con puertas de madera talladas y casas de hasta tres pisos construidas de tierra. Esa ciudad fantasma era toda para nosotros. Cuando nos fuimos pudimos ver la ciudad desde un mirador y se veía una masa color tierra rodeada de miles de palmeras. Otro oasis en el desierto.
También pasamos a conocer el Fuerte Bahla y si bien ya habíamos conocido muchos lugares similares, este me pareció el mejor, ya que estaba reconstruido pero a su vez mantenía sectores sin restaurar donde podía apreciarse mejor el paso del tiempo y los materiales originales. El fuerte tiene una torre muy alta, como de 5 pisos de altura. Es muy imponente el lugar. Y cuando recorríamos el interior estaba lleno de murciélagos. Si tienen que elegir un fuerte para conocer en Omán, yo elegiría este.
JEBEL AKHDAR:
Este fue el último lugar que conocimos. También es un paisaje de montañas, ríos y cañones. Pero debo reconocer que también me pareció especial y diferente al resto. Hay una escalera/camino que desciende hasta la quebrada. Y del lado del frente se ve un pueblo de barro y tierra abandonado. Hermoso. Nosotros estuvimos allí un rato pero estoy segura de que con tiempo hay aún mucho más por explorar, incluso es posible bañarse en el río.
Por último quiero agregar que Omán es un país muy variado que me sorprendió muchísimo ya que me imaginaba encontrar solo desierto y lujo árabe. Y es mucho más que eso. Por otro lado aclarar que la infraestructura de Muscat, su capital, es al estilo Emiratos Árabes, pero que el resto del país no cuenta con tanta infraestructura y se ve más bien como un país sencillo sin lujos y con mucho por explorar. Es un país que realmente me fascinó. Les dejo un videito de nuestro paso por allí:
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