Wanderbus es una alternativa para viajar por Ecuador de forma segura, cómoda, libre y divertida. Es un bus «hop on/hop off», esto quiere decir que es un bus con una ruta fija en la que cada pasajero puede bajarse en las paradas y retomar el viaje luego. En el plazo de un año y sin repetir cada tramo. Hay opciones de diferentes pases por distinto valor y duración.
Yo fui invitada por el Ministerio de Turismo de Ecuador, a probar el servicio de Wander Pass y quiero contarles cómo ha sido mi experiencia, a quien se lo recomiendo y a quien no.
Día 1 de Recorrido con WANDERBUS:
Arrancamos con Irene de Crónicas de Una Argonauta en Quito bien temprano, a las 6 de la mañana. Vimos llegar al bus con su guía Paúl y el conductor Lenin que nos recibieron con total simpatía. El viaje comenzó saliendo de la ciudad hacia la primer parada en La Hacienda La Victoria para desayunar. Una hermosa casa de campo, con una señora muy sonriente que nos sirvió un desayuno campestre espectacular.
Luego jugamos al Ninja (aquí pueden ver un video de cuando jugué en Paraguay) para romper el hielo entre los pasajeros del bus y creo que tengo una habilidad para este juego porque gané al igual que cuando jugué en Paraguay. También vimos cuyes vivos, y me parecieron muy tiernos, no como comida, sino adorables.
Regresamos al bus para seguir camino, sin imaginar lo que esa ruta nos depararía. Un cielo despejado y la vista de todos los volcanes que se ven en la famosa avenida de los volcanes: Cayambe, Antisana, Illiniza, Cotopaxi, y hasta Chimborazo, por el momento. Lo genial es que si bien ya pasé muchas veces por esa ruta, al estar con un guía podía saber con precisión cuales eran las montañas que iba viendo. Y por primera vez logré ver el Volcán Cotopaxi totalmente despejado. Aluciné. Incluso cuando llegamos al Parque Nacional Cotopaxi seguía mostrando todo su esplendor. Lamentablemente tardamos en ingresar y para cuando llegamos a la Laguna de Limpiopungo el volcán se nubló y ocultó su parte nevada. De todos modos, el parque nacional se disfruta porque lo bonito no es solo el volcán, sino los páramos verdes y amarillos, los animales, las flores, etc.
Después de tanta emoción seguimos rumbo a Pujilí, un pequeño pero acogedor pueblo de la sierra, donde paramos para almorzar. Usualmente en esta parada se visitan mercados pero por cuestión de tiempo no pudimos hacerlo. Quisiera destacar que el lugar donde paramos a almorzar es de un precio normal, como se almuerza en cualquier lado, por 3 dólares. El pueblo es muy tranquilo, tiene murales pintados de las fiestas tradicionales del pueblo, edificios antiguos y calles adoquinadas.
Ahora sí, con la panza llena, el viaje continuó hacia la Laguna de Quilotoa. Y como ya comenté en el post Ecuador entre Volcanes, el camino del circuito de Quilotoa es pura belleza por los campos cultivados en la montaña, las casitas y los campesinos con sus animales. Pero ya en el camino se veían nubes que iban tapando todo el paisaje, y al llegar al pueblo nos encontramos en medio de las nubes. Pensé que no se lograría ver la laguna, pero en cambio las nubes ofrecieron un paisaje diferente, otros colores, y una situación cambiante que me mantenía alerta esperando que se despejara completamente. Hasta que por suerte eso sucedió y fue una fiesta.
Nuevamente regresamos al bus, y le escapamos a la lluvia para irnos casi sin paradas hasta Baños. Aunque en realidad hicimos una parada en Panzaleo para probar los típicos helados de Salcedo. Yo por supuesto me compré el clásico de cuatro sabores: leche, mora, naranjilla y taxo, y me encantó.
Finalmente llegamos a la última parada del día en la ciudad de Baños de Agua Santa, donde por el cansancio no hicimos mucho más que comer algo y dormir comodísimamente en el Hostel Selina, un hostel nuevo, totalmente moderno, enfocado en nómadas digitales y lleno de arte.
Día 2 de Recorrido con WANDERBUS:
El día comenzó en Baños. Debo contarles que los días de viaje siempre hay que arrancarlos bien temprano. Pero les prometo que los madrugones valen la pena porque nunca vi los paisajes de la sierra tan despejados como por estas mañanas que madrugué. Y las emociones comenzaron muy rápido al salir de la ciudad y ver el Volcán Tungurahua, enorme, imponente, y despejado. Pero un ratito después tomamos una ruta rural en la cual pude observar el volcán Chimborazo por primera vez. En un momento que había una vista hermosa le pedimos al guía que parara para poder sacar fotos y allí pudimos ver a un lado el Volcán Chimborazo y al otro el Cotopaxi. Fue increíble. Yo no paraba de gritar «waaaaw». Pero seguimos camino y pasamos por al lado del volcán, y ahí sí hicimos una parada más larga donde sacamos millones de fotos de ese gigante nevado y hermoso, mostrando todo su esplendor para nosotros.
Ya llegando a la ciudad de Riobamba, pudimos ver más montañas, entre ellas y bastante a lo lejos El Altar. Y en Riobamba paramos para desayunar en el mercado La Merced. Dicen que allí se come el mejor hornado de Ecuador, un plato típico de la sierra, que es carne de cerdo cocinada a leña servida con papa, mote, maduro, choclo, palta y ensaladita. La verdad opté por un desayuno tradicional porque el hornado ya lo he comida varias veces y me parecía fuerte para la mañana. Lo curioso de este mercado es que venden lo que llaman Rompenuca, que aunque tenga nombre de bebida alcohólica, es un inocente jugo con mucho hielo picado, pero no cualquier hielo, sino hielo de los glaciares del Chimborazo.
Nuevamente regresamos a la ruta, en este tramo que bien conozco y es de mis preferidos de la ruta de la sierra, por el paisaje de campos verdes, con las vías del tren al costado del camino. Hicimos una parada en Colta para conocer la Iglesia de Balbanera, la más antigua de Ecuador, fundada en 1534 y construida en piedra. Y luego tomamos un desvío para ir a lo que nuestro guía Paúl llamó la «joyita del viaje»: Parque Nacional Sangay, Ozogoche. Y cuanto más desconocido para mi, mejor. Nunca había escuchado hablar de este lugar. Y como prometió Paúl allí estaríamos solo nosotros.
Llegamos a Ozogoche, un lugar que parece estar aislado del mundo y donde los relojes no avanzan. Unas pocas casas. Gente que casi no habla español, vestidos con sus ropas típicas. Lagunas y páramos por donde miremos. Paja por todos lados. Paja trenzada en los techos de las casitas.
Realizamos una caminata, y me cuesta describir la belleza de ese paisaje de páramo, la laguna y la forma exótica de las montañas al fondo. Colores: amarillos, verdes, azules, grises, negro. Al llegar a una de las lagunas, a pesar del frío metimos las pies al agua, pensando «no se si algún día volveré aquí».
Allí, a los pies de esa laguna mágica, Paúl nos contó una historia que la hizo aún más especial: hay unas aves que se llaman cuvivíes que vienen a estas lagunas a suicidarse. Son aves migratorias que vienen de Norteamérica y en su paso por aquí misteriosamente caen a la laguna y mueren. Esto sucede entre Agosto y Octubre. Y la gente del lugar recoge las aves, y hacen rituales y festividades de agradecimiento.
Al regresar de la caminata almorzamos unas truchas muy ricas y seguimos viaje directo a la hermosa Ciudad de Cuenca. Llegamos ya de noche y nos hospedamos en el Hostal La Cigale.
Día 3 de Recorrido con WANDERBUS:
Nos encontramos temprano en el Parque Calderón de Cuenca. Pudimos apreciar la belleza colonial de la ciudad recién despertándose y su enorme Catedral. Pero en seguida salimos a la ruta para llegar a la primera parada: El Parque Nacional Cajas. Un parque de montañas y cientos y cientos y de lagunas. Nosotros frenamos a conocer una de las más grandes, la Laguna Toreadora. Irene y yo bajamos a recorrer los senderos, y pudimos sentir la paz y la tranquilidad del lugar. Me hubiese gustado tener mate para que el momento sea totalmente perfecto. Y pasar todo un día recorriendo los senderos que unen una laguna con la otra.
Continuamos viaje y paramos a desayunar en un lugar con unas vistas increíbles de las montañas. Pero luego el camino nos depararía algo que recordaba a la perfección desde que manejé mi kombi por esta ruta, allá por el 2007. Atravesaríamos un colchón de nubes para pasar de la sierra a la costa. Este fenómeno creo que esto es lo más parecido a volar que puedo imaginar. Y fue tal como lo recordaba. Aunque ahora por suerte no tenía el estrés de estar manejando entre la nubes sin ver absolutamente nada y pude disfrutarlo más.
En el preciso momento que salimos de la nebulosa, la vegetación cambió totalmente. Ya no veíamos hierba de páramo sino plantas de plátano, de papaya, y vegetación mucho más abundante. Ya estábamos en la costa.
La siguiente parada fue en Cacao y Mango, una finca familiar dedicada a la siembra de cacao. Allí vimos los árboles de cacao de distintos tipo. Aprendimos sobre todo el proceso para llegar a la pasta de chocolate: desde el nacimiento de los frutos, la recolección, las pepas, el fermentado, el secado, el tostado, el pelado y el mortero. Luego tuvimos allí nuestro almuerzo (de 5 dólares) al aire libre, con el mejor cheese cake que comí en Ecuador. Y para finalizar mezclamos la pasta de chocolate con panela y agua y nos tomamos un rico chocolate caliente.
El viaje continuó ahora en vez de viendo volcanes por nuestra ventana, como en la sierra, viendo playas y pueblos costeños. Yo desde que vine a vivir a Ecuador todavía no había ido a la costa. Y la verdad es que soy una persona «más de montaña que de playa», debo confesarlo. Me da la sensación de que la costa de Ecuador parece otro país. Al costado de la ruta se ven muchas casas rústicas, y ya no se ve la limpieza de la sierra.
Finalmente llegamos a la famosa playa de Montañita. Un lugar que a mi particularmente no me gusta, pero que es la playa más turística de Ecuador. La belleza de esta playa es innegable, lo que a mi no me gusta es que el pueblo ya no parece un lugar de Ecuador, es un paraje internacional. Hay muchos bares, discotecas, restaurantes, puestos en la calle que venden alcohol, artesanos por todos lados. Es un destino para salir de fiesta. Y no es que no me gusta porque ya pasé la edad de la fiesta, porque cuando vine con 22 años me pasó lo mismo.
De todos modos el tiempo que pasé en Montañita estuvo muy bien porque fuimos invitados por el Nativa Bambu Ecolodge a quedarnos en este hermoso hotel. Y así me di cuenta que hay alternativas para relajarse en Montañita y que no todo es fiesta. Este lugar queda en una colina frente a la playa. La ubicación es perfecta porque está a dos cuadras de la playa y el centrito, pero también está lo suficientemente lejos de la fiesta y el ruido para poder descansar y relajarse. El hotel está construido en bambú. Es muy lindo. Y lo mejor es que tiene una pileta con borde infinito que da a la playa. Un lujo de lugar. Nosotros nos metimos a la pile de noche y pudimos disfrutarla.
Con Irene nos fuimos a comer unas hamburguesas callejeras (la de ella vegana) y tomamos una cerveza lejos de los bares del centro. Luego dormimos como dos bebés.
Día 4 de Recorrido con WANDERBUS:
Seguimos viaje por la costa y en esta parte de la ruta yo iba bien atenta porque sabía que pasaríamos por playas hermosas, por el Parque Nacional Machalilla y Los Frailes, lugares que quiero visitar. Y lo que pude ver desde el bus me pareció hermoso y ya lo tengo pendiente para un próximo viaje. Y ya terminando con este viaje, hicimos la última parada antes de regresar a Quito, en Puerto Cayo. Fuimos a la playa mientras preparaban el desayuno y me enamoré de ese lugar. Unas pequeñas montañas en la playa, la arena virgen, el cielo nublado, y el mar tranquilo, hacían que ese momento fuera simplemente perfecto. Y tengo que reconocer que el desayuno también me cautivó. Nos prepararon un tigrillo espectacular, que es un plato típico de Zaruma, una ciudad más al sur de Ecuador, pero que lo prepararon exquisito. Es como un revuelto de plátano, con huevo y queso. Delicioso.
Así seguimos viaje hasta regresar a Quito. Es el día más duro de viaje porque no se visitan muchos lugares. Pero ¿saben qué?, en el viaje ponen películas ecuatorianas para que sigamos conociendo la cultura de este hermoso país.
Llegamos a Quito, nos despedimos de los compañeros de viaje, de la gente del ministerio de turismo que nos trató muy bien, de Irene mi compañera de aventuras con quien me maté de risa, de Paúl nuestro guía quien también se transformó en amigo y de Lenin, el excelente conductor del bus. Muy cansada pero feliz de haber vivido esta experiencia de viajar por Ecuador con Wanderbus y cada vez más enamorada de este país que me acoge tan bien.
¿RECOMIENDO WANDERBUS?
Si estás en medio de un viaje largo por Sudamérica de mochilero, vendiendo artesanías o comida, con un presupuesto bajísimo, obviamente este sistema no es para vos.
Pero si venís de vacaciones, ya sea que tengas 4 días o un mes para viajar por Ecuador, me parece una buena alternativa por lo siguiente:
Si tenés pocos días en el país, podés llevarte una idea de los principales destinos turísticos de Ecuador y creo que es la única forma de hacerlo sin pagar un tour privado que costaría una fortuna para conocer los mismos lugares.
Si no estás tan limitado con el tiempo y pensás que hacerlo en transporte público te saldría mucho más barato, te digo que tenés razón. Pero si querés conocer lugares como Quilotoa y Cotopaxi, por ejemplo, en transporte público te llevaría mucho más tiempo, y tendrías que pagar más noches de hospedaje, probablemente en Quilotoa que no son económicos (o acampar). Dependerías de los horarios y frecuencias de los buses que para llegar a lugares así no es tan fácil. Otra alternativa sería contratar una excursión que cuesta como 45 dólares cada una y te regresarían a Quito. De esta forma los días de viaje entre un destino y otro se transforman en días de paseo, con un guía bilingüe durante todo el viaje y acompañándote en todas las paradas. En cada parada del bus puedes quedarte los días que quieras para recorrer ese destino y luego volver a subir al bus. Incluso desde Baños puedes ir a la selva y regresar nuevamente al bus en unos días.
Y entonces si calculan cuánto les costaría un tour a cada uno de los lugares que se llegan con el bus, el costo terminaría siendo barato. Teniendo en cuenta otras ventajas, como que todos los lugares de encuentro del bus son cerca de las zonas de hostales; el bus es lindo, limpio y seguro; pueden conocer gente; ideal para mujeres viajando solas; hay una empresa confiable respaldando por cualquier problema que se pueda presentar.
Los que me leen hace rato saben perfectamente que nunca vendí nada a través de mi blog ni recomendaría algo que no me gustara. En este caso confío mucho en este proyecto que me parece muy innovador para viajar por Ecuador y por eso lo recomiendo. Así que les dejo algunos links de la página de Wanderbus para que se informen y si gustan compren sus pasajes:
Ver información completa/ comprar el Wander Pass (la experiencia que aquí compartí)
Ver los diferentes pases que se pueden adquirir/ comprar desde 25 USD a 220 USD
Si querés seguir leyendo sobre Ecuador
- Si querés tener un paneo general sobre lugares para conocer en Ecuador, puedes leer Itinerario y Resumen de mis viajes por Ecuador.
- Guía para visitar Otavalo y sus alrededores
- Guía para visitar Ibarra y alrededores.
- Playa Los Frailes: consejos para conocer la playa más linda de Ecuador
- Conoce un lugar increíble de Ecuador: Reserva El Ángel y Bosque Polylepis
- Guía completa para recorrer Quito.
- Qué ver y hacer en Mindo
- Ecuador entre Volcanes: Cotopaxi y Quilotoa
- Baños de Agua Santa: Columpios, Volcanes y Cascada
- Y para un poco de playa: MOMPICHE: playas, pueblitos, pescadores y naturaleza
- Volcán Reventador: Visita un volcán en actividad en Ecuador
- Playa Los Frailes: Consejos Para Visitar la Playa más linda de Ecuador
- Para conocer las playas de Manabí puedes leer Qué hacer en Manta y Alrededores
4 comentarios
Me encanto esta forma de viajar!!!
La verdad es que está muy buena! Gracias por el comentario 🙂
[…] Este lugar no es muy visitado. Yo llegué en el tour de Wanderbus Ecuador, sin saber de la existencia de este lugar. Y la sorpresa fue enorme. Es un lugar de paisajes de páramo, montañas de colores y formas extrañas, y lagunas azules con una mística única de este lugar. De una belleza extraordinaria. Pueden leer más de este lugar aquí. […]
[…] Otra forma de conocer Cotopaxi y Laguna de Quilotoa es Wanderbus Ecuador. […]